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Cambios sigilosos

Cambios sigilosos

jueves 19 de julio de 2007, 08:45h
Andan como lobos los ‘fichadores’ ultimando sus propuestas para las tertulias de octubre en radios y televisiones. No habrá, esta vez, demasiados cambios, excepto, claro, en Radio Nacional, donde rumores sin nombre bni apellido dicen que desde La Moncloa se han lanzado algunas sugerencias a periodistas próximos. Si tal ha habido, no se ha concretado en nada. El sustituto de Fermín Bocos en la noche de RNE, por ejemplo, es de tan escasa entidad como presentador, que nadie ha aceptado los tejos que, desde la radio, que no desde La Moncloa, le han tirado. En TVE, programa de Pepa Bueno, seguirán los mismos.

A ver qué ocurre en la prensa escrita, donde Roures sigue empeñado en sacar adelante su ‘Público’, incluso fichando a alguno en El País, de donde se acaban de llevar nada menos que a uno de los mejores, Santiago Segurola, nombrado director adjunto de Marca. Hay un evidente empobrecimiento en el diario que dirige un Javier Moreno que encuentra cierta contestación en la redacción. ¿Será cierto que el comité de la misma acudió a protestarle porque se daban demasiadas informaciones sobre una determinada orientación sexual? Pero claro que ello no significa que El País no siga siendo un portaaviones y que el nonato Público no siga siendo´de momento, eso: nonnato. Aunque el joven Escolar le eche tanto entusiasmo y vaya prometiendo por todos lados que, en octubre, periódico nuevo al canto. Y luego está, claro, el tema Zarzalejos en ABC, un avispero en medio de las tensiones en Vocento.

Pero todo esto es nada comparado con los movimientos en los segundos escalones de los ministerios renovados. Que Luis Arroyo haya pasado de la Secretaría de estado de Comunicación a la jefatura de prensa del Ministerio de doña Carme Chacón es algo lógico, dada la amistad entre el mentado Arroyo -un tipo serio, pensamos- y el marido de la señora Chacón, Miguel Angel Barroso. La movida gorda, gorda, se va a montar en Cultura, donde a la poco talantosa directora general de la biblioteca Nacional, doña Rosa Regás, le quedan apenas horas en el cargo. No se lleva bien con el nuevo ministro Molina, parece. Y, además, el neoministro y ex director del Instituto Cervantes, ahora ya en manos de Carmen Caffarel, quiere rostros que tengan menos fama de sectarios, dicen. Por cierto que es verdad que su antecesora, doña Carmen Calvo, se nos casa, aunque con ceremonia muy privada. Enhorabuena a los que llegan, adiós a los que se van.
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