Toda la movida de fichajes y adioses en los medios de comunicación es nada comparado con los movimientos en los segundos escalones de los ministerios renovados. Que
Luis Arroyo haya pasado de la Secretaría de Estado de Comunicación a la jefatura de prensa del Ministerio de doña
Carme Chacón es algo lógico, dada la amistad entre el mentado Arroyo y el marido de la señora Chacón,
Miguel Angel Barroso. La movida gorda, gorda, se va a montar en Cultura, donde a la poco talantosa directora general de la Biblioteca Nacional, doña
Rosa Regás, le quedan apenas horas en el cargo. No se lleva bien con el nuevo ministro
Molina, parece. Y, además, el neoministro y ex director del Instituto Cervantes, ahora ya en manos de
Carmen Caffarel, quiere rostros que tengan menos fama de sectarios, dicen. Por cierto que es verdad que su antecesora, doña
Carmen Calvo, se nos casa, aunque con ceremonia muy privada. Enhorabuena a los que llegan, adiós a los que se van.