Luego pasa lo que pasa

   Volvemos al tema de la violencia machista. Una vez más se evidencia  que todas las sentidas declaraciones de apoyo a las víctimas se quedan en nada ante una insólita decisión judicial.

   Como si su señoría no se hubiera enterado de que cuarenta mujeres han muerto, en los primeros seis meses de este año, a manos de sus parejas; un juez de Tarragona obliga, mediante sentencia, a una mujer amenazada a recoger a su hija de casa del maltratador.

   Dicen los que la rodean que es como enviarla a la boca del lobo y se quedan cortos. Su ex marido apareció un día en la puerta de su casa con una pistola para "quitarla de en medio". Con semejantes antecedentes se comprende que la atribulada víctima necesite ayuda psicológica para atreverse a ir a casa de sus suegros, donde vive su ex pareja, a recoger a su pequeña hija de cuatro años que pasa las vacaciones con su padre, por sentencia judicial.

   Todas las promesas de protección, amparo, ayuda económica de la Ley contra la Violencia de Genero se desploman, como un castillo de naipes, ante decisiones judiciales que ponen en grave peligro la vida de alguien que, atendiendo los consejos del Gobierno, denunció malos tratos.

   Para más incongruencia y descontrol se da la circunstancia de que otro magistrado dictó una orden de alejamiento, no inferior a quinientos metros, porque el energúmeno pasó de las palabras a los hechos y fue condenado por intento de agresión a seis meses de prisión. Así que, jugándose la vida, tiene que romper, ella, la orden de alejamiento y acudir a por la niña porque el violento no tiene medios económicos para pagarse el viaje de vuelta. Teniendo en cuenta que, cuando salió de la cárcel, advirtió a su víctima que iba a pagar por todos los meses que había estado preso, el riesgo es más que evidente.

   Alguien tiene que impedir que esta mujer vaya, sin protección policial, a casa de su peor enemigo. No es una exageración, es posible que no vuelva. Mientras la sociedad y los jueces no se conciencien de la gravedad del problema la cifra de asesinadas seguirá creciendo. Con sentencias como esta no es extraño ver que luego pasa lo que pasa.