La “rentrée” política tiene, este año, inequívocos signos pre-electorales. Aunque Rodríguez Zapatero mantenga su proclamada decisión de agotar la Legislatura y convocar a las urnas para marzo, dos trimestres no es nada en una situación política convulsa y crispada y con un horizonte económico incierto, como hace visible el lenguaje “dual” del Gobierno en este aspecto, entre un presidente que proclama, sin datos, la euforia económica, y un vicepresidente económico que, para no desmentir a su jefe de filas pero tampoco negar las evidencias, habla de “leve desaceleración”.
Agotada, lo que se dice agotada, la Legislatura lo estará antes de que termine diciembre. Los Presupuestos Generales se aprobarán, desde luego, pero Solbes ya sabe que tendrá que aflojar la bolsa, no sólo para el reparto de “mercedes electoralistas” a que tan aficionado es Rodríguez Zapatero, sino para satisfacer las demandas de los grupos nacionalistas, no sea que se sientan tentadas a un cambio de alianzas.
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