“Soñar no cuesta nada” en el cine

Esta semana se estrena en Madrid "Soñar no cuesta nada", recreación de un hallazgo insólito que hicieron 147 soldados del Ejército de Colombia en la espesura de la selva: 46 millones de dólares en efectivo con los que se dieron la gran vida antes de ser detenidos.

El hecho real, ocurrido en 2003 y que les costó un proceso judicial y la cárcel a los militares, inspiró la película, dirigida por el colombiano Rodrigo Triana, que ha sido el mayor éxito taquillero de los últimos quince años en Colombia.

"Lo que ha hecho atractiva la cinta para el público de tantos países -dijo Triana- es el hecho de estar basada en un suceso real y que cuenta la idiosincrasia con claves de humor y de tragedia".

Triana abordó el proyecto "maravillado" con ese episodio de "realismo mágico" en el que aparece una fortuna en medio de la selva. "Una vez más -dijo-, la realidad superó la ficción".

El cineasta cree también que el filme demuestra cómo "las historias locales pueden ser a la vez universales", obviando algunas diferencias en el lenguaje, y recuerda a los argentinos "partidos de la risa" al escuchar decir a un personaje "estoy mamado", pues ellos entienden "borracho", cuando en Colombia significa "cansado".

"Soñar no cuesta nada" ha sido vista en Colombia por más de 1,2 millones de espectadores, ávidos de conocer la historia de estos soldados que, cuando perseguían a un frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se toparon con varios barriles de plástico llenos hasta los topes de billetes estadounidenses.

Los militares -tres oficiales, quince suboficiales y 129 soldados- decidieron repartirse el dinero y, con la idea de que "la vida con plata sí es muy distinta", se entregaron a un gasto desenfrenado que les llevó por tiendas de ropa, concesionarios de automóviles, discotecas o prostíbulos.

En medio de la película, una campesina beneficiaria de la generosidad de la tropa expresa su estupefacción, pues desconocía que el Ejército les pagara "tan bien" a sus soldados.