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Off the record - 21 septiembre 2007

Off the record - 21 septiembre 2007

viernes 21 de septiembre de 2007, 07:26h

COMPRA DE VOTOS, EL DUDOSO PAN DE UN DÍA

Suele decirse que “un pesimista es un optimista bien informado”. Pero las tasas de sorprendente optimismo económico de Rodríguez Zapatero no sólo tienen perplejos y anonadados a los expertos liberales, sino también a los “pesos pesados” económicos del PSOE, entre ellos, el vicepresidente Solbes, el comisario europeo Almunia y el gobernador del Banco de España Fernández Ordóñez.

¿Quién aconseja al presidente para todas esas decisiones de gasto que, además de ir contra la racionalidad económica, evidencian una compra de “votos por subvenciones y dádivas” que ha provocado el rechazo incluso en medios no precisamente hostiles? De creer al vecino Critico.Com del On The Record sería el “superasesor” Barroso. Pues será.

Pero una cosa es la propaganda y otra la economía. La “compra de votos” es tan antigua como la historia y ya los césares se aseguraban los vítores de los romanos repartiendo monedas de oro en sus desfiles triunfales. Funcionar, funciona. Salvo que la real situación y horizonte de la economía se haga visible no sólo para los expertos, sino para la ciudadanía en general, antes de la fecha de las urnas.

 

UN PROBLEMA DE SOLVENCIA

Es verdad que marzo está muy cerca, pero algunos expertos vaticinan que, para entonces, ya se habrá visto que la tasa de crecimiento de la economía española se desacelera con intensidad. El prudente Solbes lo teme. A los “ministros del gasto”, Carme Chacón, Magdalena Alvarez, Jesús Caldera, el inefable Bernat Soria, esas pequeñeces les traen sin cuidado, porque se trata de comprar votos, ganar elecciones y seguir en el placentero disfrute del erario público. Al fin y al cabo, si la economía va mal, que les coja protegidos.

Cualquiera –incluso ellos, aunque digan lo contrario– entiende el ominoso horizonte que dibuja la convergencia de todos estos factores: la desaceleración del crecimiento, la crisis financiera, el endurecimiento de los créditos, la restricción del gasto de las empresas y la caída del consumo privado. ¿Sólo eso? Hay más y también oscuro. Como las familias y las empresas invierten y gastan más de lo que la actividad del país produce, es necesario cubrir el diferencial importando capital, y de ahí el inquietante déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente.

Dice el presidente que la crisis hipotecaria no llegará a España porque aquí no hay “hipotecas basura” (las llamadas subprime), pero lo cierto es que, en Estados Unidos, se ve como se encuentran en situación de insolvencia millones de titulares de hipotecas normales. No es una crisis de liquidez sino una crisis de solvencia, que por tanto no se arregla con inyecciones de liquidez, Y como los hedge funds están muy expuestos al mercado hipotecario, irá a peor.

Ninguna economía puede mantenerse y vivir por encima de sus posibilidades, y menos –subraya un reciente informe– “en un escenario de racionamiento global del crédito y sin instrumentos macro de ajuste”.

 

LA CRISIS HIPOTECARIA LLEGA A ESPAÑA

La situación es peor para la economía española. Las hipotecas baratas hicieron crecer excesivamente la demanda y por tanto, los precios de las viviendas. Ahora, mientras las tasas de interés suben, los bancos se ven obligados a acentuar la prevención del riesgo, crece el endeudamiento familiar, desciende la oferta de crédito hipotecario y en el mismo ciclo, pero ya no virtuoso sino vicioso, bajará la demanda de viviendas y caerá su precio.

La caída de la demanda de viviendas hará aflorar un importante volumen de deuda hipotecaria al menos dudosa. El capital concentrado en la construcción de viviendas sufrirá importantes pérdidas, con riesgo de quiebras en pequeñas y medianas empresas del sector. El impacto de la caída de precios inmobiliarios puede incluso ser mayor en España por la alta incidencia del riesgo hipotecario en un sistema financiero muy bancarizado. ¿Qué sucederá, por ejemplo, en las hipotecas en que el valor de la vivienda caiga por debajo de la deuda? ¿No sentirá el hipotecado la tentación de dejar de pagar?

No es por casualidad que la patronal bancaria AEB fuera incapaz de llegar a un acuerdo unánime para lanzar un mensaje de optimismo macroeconómico a los mercados y al público. Ahora se ha sabido que Francisco González, el presidente del BBVA que fue objeto de las conspiraciones del clan Intermoney desde el mismo corazón de La Moncloa, se limitó a ponerse a favor pero con una pequeña condición, una nadería, que el mensaje incluyera, para mejor transparencia, los ratios de solvencia de los bancos firmantes. ¡Qué crueldad!

Por mucho que pese a los interesados vendedores de optimismo –votos para hoy, y mañana, el diluvio–, en España, el deterioro de la situación financiera de familias y empresas se produce en un marco de diferencial de inflación y fuerte déficit exterior, el segundo mayor del mundo. Y mientras acumulamos una fuerte pérdida de competitividad, nada se ha hecho en medidas estructurales en los últimos tres años, ni siquiera frente a los elementos de rigidez de la estructura de precios y salarios.

En definitiva, la crisis está ahí, no fuera, sino dentro. Podemos verla, asumirla y actuar en consecuencia o negarla por coyuntural oportunismo político. Lo decía ayer, eso sí, sin políticos cerca, un prestigioso economista del PSOE, “la realidad que se niega, acaba por tomar venganza”.  

 

REFINANCIADORAS ¿TAMBIEN “PASA” LA CEOE?

Es muy seria la alarma por la repentina eclosión, significativamente coincidente con el desarrollo de la crisis, de un sinnúmero de empresas de agrupamiento y refinanciación de créditos, muchas de ellas en condiciones de solvencia por lo menos sospechosas. Una revista dedicó a ellas dos amplios reportajes, con señales de alarma que han resultado desdichadamente precursoras.

La revista investigó una de las más vistosas empresas dedicada a estas actividades y la inscripción registral reveló que su capital social era ¡de 4.000 euros! Aquella denuncia periodística fue seguida por peticiones de control y regulación de esas empresas por parte del Defensor del Pueblo y otras autoridades.

Nada se ha hecho al respecto. En cambio, esas empresas se han agrupado para defenderse y promocionarse, e incluso han pedido el ingreso en CEOE. Para general sorpresa, y a falta de confirmación por la propia patronal, parece que pueden ser admitidas. ¿Ha valorado en toda su profundidad las implicaciones del tema, incluso las serias sospechas de actividad ilícita advertidas por prestigiosos juristas, un empresario tan riguroso y doctrinalmente preparado como el presidente de la CEOE, el liberal Gerardo Díaz Ferrán?

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