Alonso y Freire fallan, el Madrid no

Nos las prometíamos muy felices de cara a este fin de semana en lo deportivo. Porque había amplias expectativas para España en dos especialidades tan mediáticas como la Fórmula 1 y el ciclismo (al margen del dopaje, aunque esta oscura cuestión le añade morbo y actualidad, nos guste o no a los comentaristas). Y, como en los toros: corrida de expectación, corrida de decepción. Pues los respectivos títulos mundiales se nos escaparon en pocas horas. Con mala suerte, quizás; con falta de pericia profesional de los conductores de bólidos y de bicis, también. Pero las opciones se fueron al garete. Sin embargo, el Real Madrid, aliado con la diosa Fortuna, quizás, pero con esa profesionalidad que faltó a los otros protagonistas, no falló. Los de Schuster vencieron, a duras penas, sí, pero se llevaron los tres puntos en Getafe y afianzaron su liderato.

No pasa nada. Porque tanto Fernando Alonso, en su año más negro dentro y fuera de las pistas, como Óscar Freire, que se despistó ligeramente -como otro de los favoritos, Alejandro Valverde- en la escapada buena, nos impidieron saborear nuevos éxitos. Mas no conviene olvidar, en este país de frágil memoria, que ambos, Alonso y Freire, Freire y Alonso, ya saben lo que es ser campeones del mundo -el asturiano dos veces y el cántabro tres-, e incluso aspiran a aumentar su número de coronas en el futuro. Porque a ambos aún les queda cuerda para rato y seguirán en la élite de sus respectivos deportes.

Sus hojas de servicio a España, en el aspecto deportivo, sí, pero igualmente en el de buena imagen, están llenas de éxitos: Y lo de ayer no es un fracaso, quia. Acontece que también tienen rivales que corren y son muy buenos, como ellos. O sea que el Mundial de automovilismo -que salvo algo casi inimaginable ya es prácticamente de Hamilton- y el de ciclismo -en el que Bettini es otro de los 'grandes', por eso ayer logró su tercer título, como Freire- se lo llevan dos extraordinarios deportistas. Lo digo/escribo para que, en este país de frágil memoria, insisto, nadie debería rasgarse las vestiduras ni trasladar a nuestros compatriotas ayer derrotados de la catadura de héroes a la de villanos. Aunque ocurrirá. Seguro.

Y mientras, la Liga futbolera sigue. Con resultados más o menos normales, con los' grandes' y asimilados -ese magnífico 'submarino amarillo' que es el Villarreal de Pellegrini- marcando distancias poco a poco. Y dentro de la normalidad está que el Real Madrid, con ese punto de suerte y ese punto de 'savoir faire', se lleve partidos que no mereció ganar... pero que sabe apuntillarlos. Como en Getafe, donde además de la señalada Fortuna, también tuvo su culpa 'San Casillas' con sus paradas. Mas lo del Madrid es normal, por lo que la gran noticia histórica es que el Atlético ¡gana tres partidos seguidos! y empieza a cumplir las expectativas. Un notición que de confirmarse en siguientes jornadas obligaría a cambiar esa estrofa que reza ¡qué manera de palmar¡, del rojiblanco himno sabiniano -de Joaquín, no confundir con Arana, por Dios, no-. Por suerte para la sufrida afición colchonera, la frase, como Alonso y Freire, también falló.