Casi medio millón de usuarios, a ambos lados del Atlántico, con billetes y reservas abonados, son ahora los rehenes o el arma arrojadiza de Air Madrid, la compañía de bajo coste que hoy, ha suspendido todas sus operaciones dado que no puede cumplir las condiciones que le ha impuesto, tras el correspondiente aviso, el Ministerio de Fomento.
La compañía aérea con una inverecundia, una desfachatez o un morro que se lo pisa, alega que el parón es para poder reorganizarse y cumplir con las exigencias de la Dirección General de Aviación Civil. Lo que no dice, claro, es que hasta este mediodía, seguía vendiendo y cobrando billetes vía internet y a través de agencias de viajes.
Claro que, la patata caliente de las plazas contratadas se la pasa rápidamente al Ministerio de Fomento, quien se vé en la papeleta de tener que arbitrar una solución justamente en una de las dos épocas peores del año, dado el trasiego de viajeros anejo a las Navidades y Fin de Año.
¿Air Madrid devolverá los dineros a sus sufridos y baqueteados clientes? ¿Qué hará el Ministerio de Fomento? ¿Pedir la ayuda aérea a ACNUR, la agencia de ayuda al refugiado de la ONU? Y, claro está, la pregunta del millón de euros libres de impuestos que flota en el ambiente, ¿por qué se le dio licencia a Air Madrid? ¿Qué garantías de profesionalidad, personal de vuelo aparte, ofrecía la compañía? Alguien debería primero, solventar ese medio millón de viajes de otros tantos pasajeros, y luego responder.
Si (
No(
