Hace 75 años que Aguirre se subió a la tribuna

Tanto el PSOE como el PNV participamos en el Congreso de los Diputados, con el mismo nombre, desde comienzos del siglo XX. Junto a los leones del frontispicio somos ya la marca de fábrica de aquella casa nacida en tiempos de Isabel II. Parte del paisaje político salvo bajo las dictaduras de Primo de Rivera y de Franco. Lo nuestro pues, no es la lucha armada sino el parlamentarismo, algo intrínseco con la democracia. Y lo tenemos interiorizado.

Por eso es bueno recordar lo que ocurrió un 1 de octubre de 1936, hará este viernes 75 años. Pero antes recordar que en febrero de aquel año había habido elecciones generales que las ganó el Frente Popular. EI PNV fue aparte con su sigla y su programa. Y logró sacar el proyecto de estatuto de autonomía del congelador donde había estado criando malvas en tiempos del bienio negro. El presidente de la Comisión era el socialista Indalecio Prieto y el secretario el jelkide José Antonio Aguirre. En esa comisión había diputados de la derecha como Calvo Sotelo y Serrano Suñer y esa ponencia estuvo trabajando hasta junio de ese año. El estatuto estaba pues casi dictaminado. Le faltaba un remate sobre la hacienda cuando el 18 de julio estalló la sublevación militar. Y todo se puso patas arriba. Esos meses fueron frenéticos.

Constituido el gobierno de Largo Caballero éste, a través del ministro Álvarez del Vayo, llamó al PNV para que formara parte del gobierno ejecutivo. A José Antonio Aguirre le ofrecían la cartera de Obras Públicas, pero la respuesta política del EBB fue que, estando dictaminado el estatuto de autonomía, se aprobara antes en sesión solemne y en el pleno del Congreso. Acordado así, el navarro Manuel de Irujo salía de Santander el 23 de septiembre en un Douglas del Ministerio de Defensa. El 25 era nombrado ministro de la República. EI 26 tomaba posesión y participaba en la primera sesión del Consejo de Ministros, fechas que corresponden a los primeros bombardeos sobre Bilbao, y el 1 de octubre se sentaba en el banco azul del Congreso de los diputados, que, por aclamación, aprobó el estatuto vasco. El primero en nuestra historia. Irujo en ese momento tenía a su madre, a su hija y a dos hermanos, presos en Pamplona.

Me estoy imaginando la escena. Hemiciclo lleno y un joven de 32 años que como secretario del movimiento de alcaldes había puesto en marcha aquella Comisión y con su cara limpia, subía a la tribuna y decía entre otras cosas lo siguiente:

"Hoy, realizaréis un acto de importancia histórica; vais a aprobar, después de leído, el texto del dictamen del Estatuto Vasco. Vais a aprobar, a proclamar solemnemente, yo espero que sin discusión, ni observación alguna, el texto de la autonomía vasca. Indiscutiblemente, ello reportará mayor eficacia en la lucha, porque, al fin y al cabo, se verá a un parlamento comprensivo, que quiere dar satisfacción a un anhelo de libertad, latente por muchos años en el pueblo vasco. Por eso he de agradecer al Gobierno y he de agradecer al Parlamento este gesto por anticipado.

"Pero, además, quiero señalar que estamos enfrente del imperialismo y del fascismo por nuestro espíritu cristiano; estamos frente a este movimiento subversivo, porque a ello nos impelen nuestros principios honrados y profundamente cristianos. Esos principios, quizá en muchas ocasiones, señores diputados, harán que nos coloquemos frente a vosotros, como nos colocamos otras veces al defender con lealtad y absoluta claridad nuestro pensamiento católico. ¡Ah!, pero en este momento estamos a vuestro lado por dos motivos. Primero, porque Cristo no predicó la bayoneta, ni la bomba, ni el explosivo para la conquista de las ideas y de los corazones, sino el amor; y, segundo, porque vuestro movimiento proletario, vuestras conmociones sociales, a nosotros no nos asustan, salvando todas las diferencias, en cuanto en ellas existe de justicia y de verdad. Más de una vez ante las masas populares algunos de los que aquí estamos hemos dicho: No vale afirmar que todo el comunismo es falso, que todo el socialismo es falso.

¿Es que acaso estas muchedumbres se mueven todas ellas por una utopía o encadenadas a una falsedad? No, en vuestro movimiento -nosotros, con nuestro pensamiento cristiano, lo vislumbramos así- hay una dosis formidable de justicia, un clamor magnífico de las muchedumbres que piden una renovación de esta sociedad podrida, donde se quema aquello que hace falta a los que se mueren de hambre. Por eso nosotros, con nuestro pensamiento cristiano, os decimos que el avance social ni nos asusta ni le tememos. Es más, podríamos presentaros programas nuestros, ante los cuales quedaríais asombrados viendo cómo un pensamiento cristiano puede iluminar un avance social. ¿A qué vino Cristo a este mundo?. ¿Vino Cristo a la Tierra a ayudar al poderoso y a levantar al humilde?. Nosotros, entre el poderoso y el humilde, estamos con el humilde, con el pueblo, porque de él venimos; nacimos para el pueblo y estamos luchando para él".

Fue la última sesión del Congreso de la República en Madrid. De allí pasó a Valencia. Pero el estatuto vasco había sido aprobado y como consecuencia de aquel acto, el 7 de octubre en la Casa de Juntas de Gernika, los alcaldes elegían a José Antonio de Aguirre primer Lehendakari de la historia vasca.
El próximo 20 de noviembre se celebrarán elecciones legislativas y a ellas concurrirá el partido de Aguirre siguiendo la tradición de hacer política y de preocuparse por las necesidades y aspiraciones de todos los vascos. Lástima que esta fecha en nuestra historia reciente no haya supuesto la explicación de un hito a las nuevas generaciones y sobre todo a aquellas que piensan que la historia comienza con ellos y que a Madrid solo hay que acudir a hacer política espectáculo. Personalmente me siento tan orgulloso de aquella generación y de sus valores democráticos y de cristianismo consecuente que no podía dejar pasar por alto este redondo y olvidado 75 aniversario.