¿A quién votará el millón de parados?

Oficialmente las cifras asustan. Rondamos el millón de desempleados. Las reales podrían ponernos los pelos de punta y la carne de gallina. Uno de cada cuatro parados en España es andaluz. Una de cada tres personas en edad de trabajar en Andalucía está en paro. Miles de familias tienen a todos sus miembros sin trabajo y no reciben ninguna ayuda. Cáritas está desbordada, sus comedores acogen no sólo a parados sin cualificar sino, también, a licenciados, a ingenieros, a arquitectos que acuden a la beneficiencia para llenar el estómago. Si se tienen menos de treinta años, la media sube a una de cada dos. La situación es realmente dantesca y no hay que ser demasiado espabilado para saber quién o quienes son los culpables de este desastre social y esta ruina.

Hay muchos que defienden que esas cifras no son reales, que si así fuese, se habría producido un estallido social de enormes consencuencias. No lo sé. Es cierto que en Andalucía existe mucha economía sumergida, mucha subvención encubierta, mucho PER, mucho engaño, mucha trampa, pero no menos que en Cataluña, en Galicia o en Castilla-La Mancha. En cuanto al estallido social, a las revueltas callejeras, menos lobos, Caperucita. Aquí vivimos en una sociedad adormecida que se conforma con que el Gobierno le conceda cuatrocientos miserables euros al mes para que estén callados en casa. Aquí el pueblo sólo se lanza a la calle para celebrar éxitos deportivos o para protestar por injusticias del mismo calibre. Y los sindicatos, comprados con las generosas dádivas de un Gobierno llamado de izquierdas, cada vez son capaces de movilizar a menos gente.

Dentro de cincuenta días, los españoles estamos citados en las urnas para dilucidar si seguimos como hasta ahora o cambiamos el poder de manos. Si continuamos con el "más de lo mismo" de Alfredo Pérez Rubalcaba, o con la tenue esperanza de que Mariano Rajoy sea capaz de buscar alguna solución.Todo parece indicar que la gran mayoría está dispuesta a apostar por el menos malo con tal de que se intente salir de una crisis de la que los socialistas no han querido o no han sabido gestionar.

Y si España apuesta por el cambio, Andalucía, cuatro meses después, a finales de marzo de 2012, volverá a tener que decidir sobre quién regirá sus destinos en los próximos cuatro años. La cuestión aquí, pese a las cifras que encabezan este artículo, parece aún más espinosa. Se trata de romper una dinámica de décadas, una costumbre que parece haber arraigado en la Andalucía más profunda, esa que dice como un axioma que Andalucía es socialista. No es cierto, esta comunidad tiene las suficientes razones para rebelarse contra un régimen que lleva gorbernando ininterrumpidamente la comunidad desde los años ochenta del pasado siglo, más de treinta años de monolitismo político que debería ser puesto en cuestión cuando se contempla que en esos treinta años, Andalucía ha mantenido el vergonzante récord de parados de toda Europa. Va siendo hora de que ese millón de parados que vive en esta comunidad, se plantée a quien votará en las próximas elecciones nacionales y autonómicas y si es capaz de romper el anodino continuismo que ha marcado nuestra reciente historia democrática. Ya veremos.