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Necesitamos algo del modelo político alemán

Necesitamos algo del modelo político alemán

martes 11 de octubre de 2011, 08:19h
Siempre se ha dicho que la comparación ayuda mucho al entendimiento. Y como estoy algo obsesionado por demostrar que la insistencia de algunos, entre los que me encuentro, acerca de la conveniencia de llegar a un pacto de Estado para enfrentar conjuntamente la crisis económica, no es necesariamente una quimera ni una regada fuera del tiesto, he encontrado en el modelo político alemán una referencia actual que puede servirnos para lo que nos interesa.

Reconozco que la idea me la ha dado una amiga alemana que, tras pasar unos días por Madrid, me ha hecho algunos comentarios tan certeros como poco amables sobre el estilo que tiene la política en este país. Lo que más ha zaherido mi orgullo nacional ha sido su observación acerca de que los líderes políticos ocupan aquí más tiempo en increparse mutuamente que en discutir cómo dar respuesta a los problemas sustantivos que tiene el país: "tienen poco discurso propio que no pase por referirse al discurso del oponente, generalmente para descalificarlo, y, lo peor es que me parece que siempre tienden a exagerar". Un comentario acertado, hecho desde fuera, que no tuve más remedio que admitir hidalgamente.

Claro, esa mirada está hecha desde un tipo de ciudadanía que está acostumbrada a que el disenso y el consenso se procesen sin tremendismos, dando como fruto frecuentemente pactos políticos y acuerdos de gobierno. En la política alemana, los acuerdos políticos, que implican alianzas parciales o totales de Gobierno, suelen responder a tres causas: una, muy lógica, la existencia de proximidad de planteamientos temáticos (algo por ejemplo que ha reunido muchas veces a verdes y socialdemócratas), otra, que guarda relación con la distribución de las fuerzas surgidas de las elecciones, en consonancia con la tradición de los sistemas parlamentarios, para conformar Gobiernos lo más estables posible, y una tercera, que se refiere a la necesidad de enfrentar un problema de grandes dimensiones que necesita del concurso de muchas voluntades para resolverlo (ello ha provocado en algunas ocasiones el recurso a la "Gran Coalición").

Es decir, todo indica que en el modelo político alemán lo que cuenta realmente es cómo sacar el país adelante, y que si eso implica la necesidad de realizar acuerdos entre las fuerzas políticas, es algo bien visto por el electorado. Incluso es muy frecuente que el electorado agradezca que las fuerzas políticas muestren su inclinación hacia el acuerdo con otras antes del día de las elecciones, para formarse así un cuadro más claro de sus opciones electorales. Y esa ciudadanía es capaz de aceptar que, si los resultados electorales no facilitan esa alianza pretendida, las fuerzas políticas busquen otro tipo de coalición.

Al realizar esta comparación con el modelo alemán no estoy tratando de hacer simplemente la cómoda acción de "copia y pega". Por ejemplo, no creo que sea trasladable al caso español la fórmula de la Gran Coalición de Gobierno, ni el Gran Pacto de Estado, entre otras razones, porque acá todavía existe el mito de que todos los políticos son iguales. Es necesario que la ciudadanía pueda elegir con nitidez las distintas propuestas políticas. Pero si creo que sería muy beneficioso incorporar la costumbre de hacer alianzas políticas e incluso de Gobierno cuando la situación realmente lo requiera.

En España sería muy constructivo incorporar la costumbre de establecer pactos para fortalecer políticas de Estado específicas, tal y como se hizo en su día con la política contra el terrorismo. Y si hemos de creer a nuestros líderes políticos hoy es completamente necesario aunar voluntades para superar la grave crisis económica que nos afecta. Por eso parece bastante lógico pensar que debería acordarse una política específica de Estado para el crecimiento y el empleo. En Alemania, la costumbre de conformar alianzas haría completamente innecesaria una defensa (tozuda) de este tipo de acuerdos estratégicos. Más bien sería sorprendente lo contrario. Por esta razón, creo que eso es algo que podríamos importar del modelo político alemán. Tal vez nos alejaría del borde del abismo en que nos encontramos, en buena medida por carecer de esa visión colectiva de Estado. 
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