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No hay caminos para la paz; la paz es el camino

viernes 14 de octubre de 2011, 14:02h
El 21 de Noviembre tendremos nuevo gobierno. Ahora solo me importa en mi fuero interno lo que salga de las urnas, pero el 21 ya será la decisión de la mayoría: vox populi, vox Dei y me importará mucho conocer y respetar lo que todos hayamos decidido.
              
Es probable que ese día el PP haya obtenido una mayoría absoluta, que el PSOE se haya descalabrado menos de lo que muchos auguran, que IU haya crecido hasta obtener grupo parlamentario, que EQUO entre en el parlamento, que UPyD obtenga dos diputados acaso tres, que CiU y PNV se queden sin llave para marear la perdiz y que la extrema izquierda vasca entre en el parlamento nacional con su hedor a muerte.
              
El 21 de Noviembre hará 11 años que ETA, la amatxu de Bildu, asesinó a un hombre inteligente, mesurado y bien preparado, Ernest Lluch. Cuando Martín Garitano salga en los medios a celebrar su triunfo electoral me gustaría estar allí para preguntarle si condena el asesinato de Ernest tal día como ese. Quiero ver su cara cuando diga que Amaiur o Bildu o como demontres se llamen ese día, condena todo tipo de violencia. ¡Cómo si su lengua bífida no fuera viperina solo por esquivar la legalidad con trucos de niño pequeño!
             
Cuando asesinaron a Lluch me sentí identificado con el manifiesto de Gemma Nierga pidiendo diálogo porque, al igual que el muerto del día, siempre he creído que hablando se entienden las personas.
              
Cuando el gobierno del presidente Aznar intentó un acuerdo con el MNLV, soñé que la paz estaba al alcance de la mano. Cuando el gobierno del presidente Zapatero inició conversaciones con ETA, imaginé un país normalizado donde se podría lucir una bandera española en la solapa sin ser de derechas ni carpetovetónico ni sentirse amenazado, igual que en Francia los franceses o en Alemania los alemanes o en Finlandia los finlandeses. Pero entonces ETA volvió a asesinar y desde entonces mi capacidad de tragar heces se cerró para estos energúmenos. Dice un proverbio árabe muy conocido que la primera vez que me engañas es tu culpa, pero la segunda es mía. En este caso sería la tercera.
              
El tiempo ha pasado y ahora parece que va a haber paz, pero es una falacia. En estos días hemos visto en Masquefa (Barcelona) a un edil amamantado por Hidra atropellar a dos ciudadanos porque habían retirado una bandera española que él pusiera antes. Otro etarra a contrario sensu.
Hemos sabido que ETA está vendiendo sus armas en el mercado negro a traficantes, ladrones, asesinos y delincuencia común. ¡Qué gran colaboración con la sociedad a la que dicen defender aunque no sepamos de qué o de quién!

Mientras escribo estas líneas un grupo de jetas internacionales -que cobran varios centenares de miles de euros por... ni idea- va a venir a reunirse con Fulano, Perano y Zutano en una Conferencia Internacional de Paz para promover la "resolución del conflicto" en Euskadi.
              
Cualquier iniciativa sensata que se haga para terminar con el chantaje inadmisible de los encapuchados me parece bien, incluso que se pagara un dineral de los impuestos vascos a unos indocumentados que hacen por la paz bastante menos de lo que hacen por la guerra -al fin, viven de que haya guerra- siempre y cuando partamos en condiciones de igualdad. Y no hay ni puede haber igualdad cuando una de las partes se sienta encapuchada y armada y con un historial de defecciones, traiciones y asesinatos de última hora como el de estos matarifes.

Soy de izquierdas, soy español y me preocupa la sociedad en la que vivo. No encuentro ni un solo argumento para sentarse con los asesinos y sus portavoces después de todas sus infidencias, menos aun cuando no han entregado las armas abierta y públicamente.

Nada hay que negociar con quienes nos han traicionado siempre; nada hay que hablar con el delincuente que está vendiendo sus armas en el mercado negro para incrementar el nivel de inseguridad ciudadana.

¿Negociaríamos con la Asociación de Chantajistas Gallegos? ¿Lo haríamos con el Gremio Unificado de Pedófilos? ¿Mantendríamos conversaciones de paz con el Sindicato de Maltratadores de Mujeres? ¿Y por qué habríamos de hacerlo con Esta Trasnochada Acescencia? ¿Nadie se acuerda de la historia de Damocles y Dioniso II ya que no de las palabras de Mohandas Karamchand Gandhi?
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