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Javier, ¿qué hay de lo mío?

Javier, ¿qué hay de lo mío?

lunes 17 de octubre de 2011, 15:54h
Es la pregunta del millón y está en boca de todos los que en estos graves momentos ven con preocupación que en Andalucía se les acaba el chollo que han disfrutado durante más de treinta años de ininterrumpidos gobiernos socialistas. Ya se sabe que la clase política, que digan lo que digan en España es una clase privilegiada, suele estar rodeada de una amplia cohorte de aduladores, cogecosas y arribistas  cuya chaqueta cambia de color según soplen los vientos. En esa cohorte hay de todo, empresarios, periodistas, escritores, artistas, abogados, profesores, médicos, arquitectos, economistas y sobre todo, pelotas, muchos pelotas, más que en un entrenamiento de Rafa Nadal. Mientras no ha peligrado su sustento, la mayoría de ellos ha ignorado al principal partido de la oposición. Sabían que el PP no tenía opciones para gobernar en esta comunidad y contemplaban los esfuerzos de sus dirigentes con la sonrisa en los labios, seguros de que ni Javier Arenas ni Juan Ignacio Zoido llegarían un día a ocupar un cargo que les obligara a cambiar de chaqueta. Pero lo que son las cosas, la crisis ha dado un vuelco a todas las expectativas electorales. En mayo comprobaron que el cambio de ciclo estaba en marcha y parecía imparable. Y, desde entonces, todos los pelotas de Pepe Griñán y Manolo Chaves, aquellos que han recibido subvenciones de la Junta de Andalucía y apoyos sistemáticos del partido socialista, que han sobrevivido a la crisis y se han hecho de oro gracias a sus "buenas relaciones", han comenzado a desmarcarse del puño y la rosa de San Vicente y se acercan cada día más a la gaviota de San Fernando. Hay que ser previsores y buscarse el futuro por lo que pueda pasar.

-"Javier, ¿qué hay de lo mío?", le preguntan al presidente del PP andaluz a la salida de esa conferencia, ese mitin o ese acto del partido que hasta hace poco ignoraban y que ahora nunca de pierden y a ser posible en las primeras filas para que se les vea bien. Un abrazo, una amplia sonrisa y un "ánimo, sigue así, que esta vez sí que les ganamos", rubrican una supuesta posición ideológica más inestable y cambiante que la prima de riesgo española.

Si las encuestas no se equivocan, y me da a mí que no se van a equivocar demasiado, dentro de algo más de un mes podremos comprobar cómo señalados y conocidos pelotas de Griñán a los que sólo les falta llevar en la solapa el carnet del PSOE, se pasan con maletas, bagajes y enseres al enemigo como si en ello les fuera la vida. Corren el riesgo de equivocarse y apostar a caballo ganador cuando aún faltan cinco meses para las elecciones andaluzas, pero saben que tienen que ganarse el puesto cuanto antes para poder seguir gozando de las prerrogativas que les pueda aportar el nuevo Gobierno andaluz que surga de las urnas a finales del mes de marzo. Y si la flauta no suena y el PP no logra la mayoría absoluta en Andalucía, ya verán como son lo suficientemente hábiles para desdecirse y volver inmediatamente al redil del PSOE. Al tiempo.

Convendría que la gente del PP tuviera en cuenta toda esta "movida" de aduladores que se le viene encima y supiera delimitar claramente dónde están y donde han estado cada uno de ellos durante la larga travesía del desierto que ha supuesto para el centro-derecha andaluz estos treinta años de democracia. Lo advierto porque ya sé de algunos que tan sólo hace escasamente un año no ocultaban su desprecio por Arenas y su adoración por Griñán y ahora no sólo le doran la píldora al líder del PP-A, sino que intentan colocarse como futuros altos cargos y hasta "consejerables" de la nueva Administración. Cada cual es muy dueño de elegir sus amigos, pero como dice la frase "un amigo nunca te dice lo que tú quieres escuchar, te dice la verdad y lo que es mejor para ti". A muchos políticos les valdría la pena tenerla en cuenta.
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