Ya estamos en campaña electoral. Para ser exactos, llevamos cuatro años y los cuatro anteriores y los precedentes ya eran campaña. Esta democracia nuestra, tan joven como necesitada de cambios profundos, es una permanente campaña electoral en la que cada día se compite como si el próximo domingo hubiera que votar y, para ganar, destruir antes al contrario. No sólo eso, en lugar de unir varias convocatorias electorales, para abaratar costes y facilitar la gobernanza, los españoles tenemos elecciones cada dos por tres y en cada una nos jugamos "el futuro". Algún día aprenderemos, es decir, nos haremos demócratas mayores de edad.
Pero en esta campaña sí hay una novedad interesante que debemos seguir con atención para ver si esas campañas abruptas, de enfrentamiento, de llamamientos al miedo, de amenazas, de dobermans, de dossieres secretos o de insultos pasan a mejor vida. Algo deberían hacer los políticos para que así fuera y en eso deben ser el mejor ejemplo
Rajoy y
Rubalcaba cuando el día 7 se enfrenten en el debate televisado. La novedad en esta ocasión es que, por primera vez cinco mujeres -o mejor, seis- son directoras de las campañas de sus partidos. Directoras, que no candidatas, salvo en un caso, porque esa es otra historia.
Elena Valenciano por el PSOE,
Ana Mato en el PP,
Inés Sabanés tras su marcha de Izquierda Unida y su ingreso en Equo,
Montserrat Prado en el BNG y
Marta Llorens en CiU... con
Rosa Díez, que lo es casi todo en UPyD.
Mujeres de todas las edades -al borde de los 60, Rosa o Inés; recién iniciados los 50, Elena y Ana; en los 40, Marta y Montserrat- mujeres de hoy, con la casi imposible conciliación como asignatura pendiente. Mujeres que han tenido que luchar mucho más que los hombres para alcanzar un lugar en la cumbre. Mujeres con una preparación notable, superior a la media de los políticos-hombre. Mujeres con una gran capacidad de organización, de diálogo y de entendimiento. Mujeres al borde del poder, pero en la mayoría de los casos teniendo siempre a hombres por encima.
¿Cambiará esta campaña electoral? Que sean seis mujeres las que corten el bacalao de la campaña me devuelve la esperanza de que el debate sea en positivo, de que los insultos no sean la norma, de que no se juegue sólo a buscar el titular, de que hablemos de lo que importa a los ciudadanos y de que por encima de los intereses de cada partido se piense más en los de todos los ciudadanos. Las mujeres saben bien lo que es administrar una economía de crisis. Pues eso es lo que necesitamos. Me gustaría ver pronto que es normal que haya seis candidatas a presidir el Gobierno y seis hombres dirigiendo su campaña electoral. Eso sí que sería el cambio. De momento, sólo entrenamos.
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