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Últimos días de noviembre. ¿El principio del fin?

Últimos días de noviembre. ¿El principio del fin?

domingo 20 de noviembre de 2011, 21:49h
Antes que nada, enhorabuena Sr. Presidente (electo) Rajoy Brey, enhorabuena votantes del PP y enhorabuena España por el proceso limpio y sereno. Son las primeras elecciones en democracia sin ETA y quizás eso sea lo mejor. Son también las primeras con una mayoría social contraria al sistema electoral español y las primeras con una espada de Damocles económica tan grande que nadie sabe si el nuevo presidente llegará al tercer año de mandato.

Va a ser, además, la legislatura con el grupo mixto más mixto y estrafalario de nuestra breve historia con partidos nacionalistas (Foro Asturias) defendiendo el jacobinismo -no es que me parezca mal, soy jacobino, pero sí raro que lo haga un partido "nacionalista"- y Rosa Díez peleándose con Toni Cantó o Cantuvo por la portavocía y las portadas en prensa.
Lamentablemente dado mi confeso jacobinismo, Amaiur entrará en liza y con grupo parlamentario propio -no quiero ni pensar lo que pasará en 2013 con un Arnaldo Otegi o similar de lehendakari: el plan Ibarretxe va a ser una risa en comparación- en extrañam alianza con los de ERC que empiezan a parecer alcoyanos dada la constancia del apoyo de su base.
Y ahora la cruda y terrible realidad de los últimos días de noviembre: nuestra prima cerró el viernes en 441 puntos básicos y se pagó un interés del 7'08%. Las decisiones económicas a tomar no podrán empezar a ser efectivas hasta el 20 de diciembre en que se procederá a la investidura del Sr. Rajoy como presidente y quien crea que los ataques a la deuda española se detendrán hasta entonces solo porque la ciudadanía ha hablado, se equivocará. Es más, el hecho de que España no tenga previsto un sistema de transición entre gobiernos hará que el mercado secundario apriete aún más  nuestras finanzas antes de que las tornas, buenas para ellos y malas para nosotros, cambien. Es decir, quedan 30 días de desgobierno para especular descremando beneficios. Lo mejor que podrían hacer nuestros dirigentes es actuar conjuntamente desde hoy 21 de noviembre.
Así, una declaración institucional y pública del presidente Zapatero poniendo a disposición del presidente electo todos los mecanismos de gobierno sería una buena idea. Y procurarle un despacho en Moncloa intercomunicado con el suyo no lo sería menos.

            En segundo lugar, el presidente (electo) Rajoy debe anunciar el mismo martes 22 los nombres de sus ministros y más nos vale que sean sólidos y profesionalmente válidos. Ya no vale amiguear y berlusconear o lo pagaremos en la bolsa y en las subastas de deuda.

Finalmente, los presidentes Zapatero y Rajoy deben dar el disparo de salida para el traspaso de papeles en cada departamento de forma y manera que el 21 de diciembre se tenga todo encauzado y que en este mes el mundo vea que se toman las medidas adecuadas. Sin estas tres medidas elementales la economía no se calmará.
En cualquier caso, siempre que ha llovido ha escampado y la crisis pasará; el asunto es si con nosotros dentro o fuera del euro. Si nos vamos fuera, cualquier análisis dará igual ya que ni siquiera el presidente flamante tendrá seguro el cargo, así que asumamos que resistimos.

Está claro que las cosas tienen que cambiar. Ni Europa puede seguir como hasta ahora ni España puede seguir como hasta ahora. Habrá que abrir las listas, igualar el valor de los votos y hasta separar la elección del ejecutivo de la del legislativo. Y con Amaiur y ERC en sus tesis y una Europa que no puede permitirse no afianzar sólidamente su moneda y su economía, seguramente habrá que profundizar en las instituciones paneuropeas, lo que significa que votaremos un gobierno en lugar de tolerar una comisión de "dedócratas" y que tendremos que avanzar hacia un Banco Central más parecido al Banco central del Reino Unido o a la FED estadounidense, etc., lo que no es algo que se consiga con voluntad política exclusivamente. Será necesario unificar criterios impositivos, laborales, fiscales, judiciales, electorales... lo que se traducirá necesariamente en cesión de soberanías nacionales.
Tal vez, pues, este cambio que marca el color político de España con un poder central sustentado y secundado por el mismo color en lo autonómico y municipal sea un paso -doloroso, no lo dude nadie- hacia delante.

Y ahora, agárrense que vienen curvas.


- Especial Elecciones 20-N>>
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