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El hundimiento

El hundimiento

domingo 20 de noviembre de 2011, 22:12h
Rubalcaba -y su equipo- ha cosechado el peor resultado socialista en la historia de la democracia reciente en España. Ha sido, más que una derrota, una debacle sin paliativos, un auténtico hundimiento del Partido Socialista. Rubalcaba -y su equipo- ha obtenido menos resultados no ya que Joaquín Almunia en el año 2000, sino que incluso en los albores de la transición, allá por junio de 1977, cuando España estrenaba elecciones después de la 'cuarentena' franquista y Felipe González obtuvo tan sólo 118 escaños, la cifra más baja de diputados hasta el triste record batido hoy por Rubalcaba -y su equipo-.

Desde 1977 para acá, para el PSOE todo ha sido ir creciendo en votos y en escaños, y desde luego en presencia y en representación social. De los 118 escaños de 1977 -cuando funcionó el 'voto del miedo' y la gente votó UCD por temor a un golpe militar- a los 121 obtenidos en 1979 y hasta los 202 de 1982, la mayor representación que ningún partido obtuvo en toda la historia de España. Luego, claro, los años de desgaste de los Gobiernos de González y el descalabro de Joaquín Almunia en el año 2000, pero ninguno tan grave como el de Rubalcaba -y su equipo, empezando por Elena Valenciano-.

Este auténtico desastre merece una reflexión muy seria, mucho más de lo que puede caber en estas líneas. Pero sí es necesario esquematizar de entrada algunos puntos que van a resultar fundamentales a partir de esta misma madrugada:

1. El gran culpable del abismo al que ha sido arrojado el Partido Socialista se llama José Luis Rodríguez Zapatero. Una corriente interna del PSOE está planteando ya su dimisión como secretario general -como ha contado Diariocrítico- y el nombramiento de una gestora que articule el próximo Congreso, que debería celebrarse a principios de 2012.

2. El problema es que esa gestora no pueden encabezarla ninguno de los que han sido copartícipes de las decisiones (malas) del Ejecutivo; es decir, Rubalcaba o Carme Chacón. Rubalcaba, además, por ser el gran perdedor de las elecciones, el que ha acabado por dar la puntilla al PSOE. Probablemente, un candidato ideal sería el actual lehendakari vasco, Patxi López.

3. Rubalcaba, tras el mayor desastre electoral del socialismo en España debe tener la misma honradez y la misma altura personal y moral que tuvo Joaquín Almunia y dimitir como diputado.

4. El PSOE debería poner en marcha de forma inmediata un Congreso de auténtica renovación interna. La gestión de Zapatero ha sido tan laminadora, que el PSOE no sólo tiene que poner fin al 'zapaterato', esa peculiar forma cesarista de gobernar interna y externamente, sino también superar sus efectos retirando a aquellos que lo han conformado en todo este periodo y que han dejado al partido convertido en un páramo. Sobran, desde luego, los que han formado equipo con Zapatero -sus asesores áulicos, tan responsables como él del desastre-, y sobran también los que se pasaron al rubalcabismo; esos, que primero fueron copartícipes de una mala gestión gubernamental y que luego han sido copartícipes de un equipo electoral que ha fracasado de forma estrepitosa.

5. Para estas circunstancias que se avecinan no valen tampoco los 'barones' ni las 'baronías': son tan culpables -todos, quizá, menos uno, al menos- del hundimiento. Ninguno ahora -salvo, acaso, Patxi López- puede abanderar una renovación interna como la que precisa el Partido Socialista en estos momentos. Ninguno de ellos puede sembrar en el páramo desértico que ha dejado el paso del zapaterato.

Lo anterior sería, probablemente, lo ideal, claro. Pero, ¿qué hará ahora el PSOE? ¿Realizará una leal oposición, o, lo que es lo mismo, ayudará para sacar a este país del desastre en el que está sumido o se echará al monte, saldrá a la calle y enarbolará la bandera revolucionaria? Es una difícil decisión. Pero el porvenir de todos nosotros está en lo que ellos decidan.

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