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Cien días de líder de la oposición

lunes 21 de noviembre de 2011, 17:47h
Me lo comentaba en la mañana del lunes, 21-N, un ex dirigente socialista andaluz en estos momentos retirado de la política, haciendo un juego de palabras con la filmografía del genial Alfred Hichtcock: "Durante la noche del domingo -decía- me sentí como Tippi Hedren en Los Pájaros, rodeado de amenazantes gaviotas por todas partes y viendo como se hundía en la miseria El hombre que sabía demasiado, ya sabes Rubalcaba, mientras nuestro presidente Pepe Griñán sigue bajo la Sospecha de La Trama de los EREs y está Con la muerte en los talones a menos de cuatro meses de las elecciones andaluzas". Le faltó incluir en la serie Atrapa a un ladrón, Vértigo, Crimen perfecto, Recuerda, La sombra de una duda, Encadenados, Frenesí, Yo confieso o Psicosis. Con cualquiera de ella podría haber completado todo un perfecto panorama de lo que está sucediendo en estos momentos en el PSOE andaluz.

Me cuentan que la noche electoral en la sede del PSOE-A, en la sevillana calle de San Vicente, se parecía a un velatorio. Ni tan siquiera en los peores momentos de José Rodríguez de la Borbolla, cuando Alfonso Guerra decidió defenestrarle a comienzos de los años noventa, se habían contemplado caras tan largas. La secretaria de Organización, Susana Díaz, trataba de poner una sonrisa forzada a las cámaras de televisión y los fotógrafos de prensa mientras el secretario general y presidente de la Junta, José Antonio Griñán capeaba el tsunami popular que había arrasado a los socialistas en Andalucía tratando de pasar página y poniendo su meta en las próximas elecciones andaluzas.

Cuando el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, vino a Sevilla tras las vacaciones veraniegas para tratar de convencer a Griñán de que ambas elecciones, generales y autonómicas, deberían de ser conjuntas, fueron muchos los que criticaron la decisión del compañero Pepe de no someterse a los dictados de Ferraz y optar por agotar la legislatura en Andalucía, llegando incluso a enfadar no solo al propio Rubalcaba, sino a otros dirigentes socialistas que contemplaban la posibilidad de que "el tirón andaluz" podría salvarle los muebles a un PSOE en fase de derribo. Ahora, esos mismos aplauden la decisión de Griñán de intentar ganar tiempo. "Al menos, dicen, hasta abril nos queda Andalucía".

Y es que Griñán va a convertirse, aunque sólo sea por cien días, en el verdadero líder de la oposición a Rajoy. Los 110 diputados socialistas en el Congreso bastante tienen con lamerse las heridas y tratar de reconducir las ruinas para iniciar una nueva época que pasa, sin duda, por buscar nuevas caras que nada tengan que ver con la actal debacle. Ahí es donde Griñán fundamenta su apuesta. Si por un casual lograra mantenerse en la Presidencia de la Junta a finales de marzo, ello le proporcionaría la suficiente fuerza dentro del PSOE como para ser su próximo líder. Pese a su edad, 65 años, y a sus diversos puestos en los Ejecutivos de Felipe González y Manuel Chaves, Pepe Griñán tiene aún la esperanza íntima de pasar de aquel "un tal Griñán" como lo apellidó alguien cuando desembarcó en Madrid como ministro de Sanidad en 1992 a convertirse en todo un referente del socialismo español. Le quedan cien días para conseguirlo porque da toda la impresión que, pasado ese plazo, podría pasar a la historia como el primer candidato socialista derrotado en Andalucía por el PP. Ya veremos.
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