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Del tal Griñán al gran Pepe

Del tal Griñán al gran Pepe

domingo 27 de noviembre de 2011, 19:07h
Ya he contado en varias ocasiones que, en 1992, cuando Felipe González, le nombró minsitro de Sanidad, algún señaldo compañero del PSOE, no sé si fue el mismísimo Alfonso Guerra, al preguntarle alguien sobre quién era el nuevo miembro del Ejecutivo, dijo aquello de "un tal Griñán" dejando bien a las claras que nadie le conocía fuera de Andalucía donde ya había sido viceconsejero de Trabajo a las órdenes de Rafael Escuredo y de José Rodríguez de la Borbolla y consejero de Salud en el primer Gobierno de Manuel Chaves. El "tal Griñán", a la chita callando y a la vejez viruelas, ha ido ganando enteros conforme se han ido deteriorando las estructuras de poder del PSOE de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero. En abril de 2004 fue nombrado consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía y en 2008, también de la mano de Manuel Chaves, pasó a ser vicepresidente segundo del Ejecutivo andaluz. En la Semana Santa del 2009, la apresurada y todavía inexplicable marcha a Madrid tanto del  presidente Chaves como de su vicepresidente primero y consejero de Prsidencia, Gaspar Zarrías, lo elevó inesperadamente al cargo de presidente de la Junta, siendo investido como tal por el Parlamento el 22 de abril de ese mismo año. Un año después, el 12 de marzo, José Antonio Griñán, "Pepe" para los compañeros del PSOE andaluz, se hacía con las riendas también del partido siendo nombrado por aclamación secretario general en el Congreso Extraordinario celebrado en Sevilla.

Pese a las reticencias encontradas en buena parte de las agrupaciones provinciales sobre todo en Sevilla, Córdoba, Jaén, Almería, Málaga y Cádiz, Pepe Griñán ha ido laminando una a una toda la oposición "chavista" que se oponía a su gestión y, a estas alturas, se ha hecho con el control de una de las federaciones socialistas más importantes del Estado, la andaluza, cuyo peso en cualquier Congreso es fundamental a la hora de elegir a un nuevo secretario general. Para colmo, tras el fracaso socialista en las elecciones municipales y autonómicas de la pasada primavera con la pérdida del los gobiernos de todas las autonomías y de gran parte de las capitales, y el bestial batacazo en las generales del 20-N, Pepe Griñán se ha quedado, a sus 65 años cumplidos, como el único representante socialista con peso en el Estado y una persona clave para la elección del próximo nuevo secretario general del partido que salga del Congreso de febrero en Sevilla.

Pese a que Griñán no ha sido nunca alguien importante en el aparato del PSOE, ni a nivel federal donde muchos ni le conocían, ni regional donde con Chaves, Zarrías y Pizarro apenas contaba, lo cierto es que hay que reconocerle que ha sabido jugar su cartas en esta última etapa por la que atraviesa el PSOE. Nunca se ha "mojado" demasiado, siempre ha nadado entre dos aguas y, cuando se ha visto obligado a apostar, siempre lo ha hecho a caballo ganador, aunque, ese caballo ganador en su momento, Rubalcaba, haya sido, al final, el protagonista y la cara responsable de la debacle histórica del 20-N. Griñán ha decidido en estos momentos de crisis y deserciones masivas, coger las riendas del partido y no sólo en Andalucía. La foto de familia de ayer, domingo, en el hotel Al-Andalus de Sevilla con los miembros de la Comisión Ejecutiva Regional, los ocho secretarios provinciales y los socialistas andaluces en la dirección federal del PSOE, entre ellos el presidente del PSOE, Manuel Chaves, y el secretario de Política Institucional y Autonómica y miembro del Comité Federal, Gaspar Zarrías, es toda una imagen de "nuevo liderazgo" que se abre camino en el PSOE ante las elecciones autonómcas de marzo y que Griñán quiere encarnar. Ya veremos si lo consigua. En sus manos tiene en estos momentos las únicas cartas ganadoras que le quedan al PSOE, lo que queda ver es si sabrá jugarlas o si, en marzo, los andaluces deciden ratificar lo ocurrido el 20-N y Griñán se quedará con la miel en los labios y el trauma deser el primer socialista que no consigue el respaldo mayoritario del pueblo andaluz en los últimos treinta años de democracia. Eso está aun por ver. 
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