Sarkozy se lo juega todo con Europa

El Presidente francés ha declarado que ve en el acuerdo del 9 de diciembre, del que es el principal artífice junto con Angela Merkel, una etapa decisiva hacia la integración europea. Ha concretado los puntos principales del mismo, el primero de ellos es la consecución de una auténtica gobernanza económica; el segundo punto, la creación del famoso Mecanismo Europeo de Estabilidad (al que llama "Fondo Monetario Europeo") y por último, la instauración de un sistema de sanciones cuasi-automáticas, un llamamiento a maximizar los esfuerzos de disciplina presupuestaria. Asimismo, ha afirmado que el objetivo es llegar a un Tratado para el próximo mes de marzo.

Todo ello llega en un momento clave para el líder francés, ya que el país está en plena campaña electoral y las encuestas parecen un sube y baja. Hace poco más de un año, Nicolas Sarkozy parecía políticamente muerto tras la expulsión de los gitanos rumanos, las protestas por las reformas de las pensiones, que elevarían la edad de jubilación a los 62 años y sus malas relaciones con los sindicatos. Recientemente, los recortes anunciados por su Gobierno no han sido nada bien acogidos y la amenaza de la inminente pérdida de la "triple A" tampoco es una buena arma electoral.

En esta campaña, Sarkozy ha lanzado un órdago con Europa. Es cierto que el Presidente siempre ha tenido un punto fuerte en lo relativo al aspecto internacional y ha sabido sacarle mucho partido, una oportunidad que tampoco ha querido perder esta vez ante el panorama interno y la crisis del Euro. Ya ha preparado el terreno para la elección Presidencial de 2012, que tendrá lugar en abril para la primera vuelta y en mayo para la segunda.

Sarkozy ha querido que el Tratado se firme en marzo de 2012, lo cual le podría dar no poco bombo electoral, aún sabiendo que no lo tiene nada fácil. Los franceses muestran un desinterés manifiesto por Europa, que ya se dejó sentir cuando votaron "no" al Proyecto de Constitución Europea allá por 2005. Hoy, las cosas no han cambiado, e incluso han empeorado: las clases populares cada vez son más desfavorables al proyecto europeo, tal y como recoge una reciente encuesta del Instituto Francés de Opinión Pública. El Jefe de Estado galo ya ha declarado que "entiende el riesgo de que los ciudadanos no entiendan estas medidas" y que "el Tratado no supone ninguna transferencia de soberanía". Por si acaso, también se ha guardado astutamente un Rey bajo la manga, apuntándose al discurso electoralista del "made in France". ¿Cómo, pues, más Europa si se quiere promover el consumo de los productos nacionales? ¿Qué pasa con el Mercado Único y con la libre competencia?

De otro lado, existen bastantes complejidades de carácter jurídico que pueden imposibilitar la entrada en vigor del Tratado en la fecha proyectada por Sarkozy. Además de tener que pasar el trámite de los procedimientos nacionales de ratificación, la Comisión Europea ha considerado que el sistema de sanciones automáticas es contrario a los Tratados actuales. Por si fuera poco, François Hollande, el candidato socialista a la Presidencia de Francia, ha lanzado una contraofensiva, diciendo que si resulta elegido en las elecciones Presidenciales de 2012, renegociará el Tratado.

Efectivamente, pinta complicado para el inquilino del Elíseo y tiene muchos frentes abiertos. Aunque si no le sale bien el órdago a grande, la jugada quizás le permita lanzar uno a chica: algunos analistas políticos en Francia vaticinan que, de perder las elecciones, Sarkozy podría asegurarse un puesto muy cómodo en Europa.


Lea también:

- La UE vuelve a la mesa de negociaciones en enero