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Televisión, derroche y vanidad

Televisión, derroche y vanidad

martes 20 de diciembre de 2011, 08:20h
    De los muchos asuntos abordados ayer en la primera sesión del debate de investidura de Mariano Rajoy como futuro presidente del Gobierno (con la situación económica y el paro como asuntos principales), y sobre los que se ha opinado alto y claro ayer y hoy en esta cadena de emisoras, nos queremos fijar en una cuestión que también es muy significativa: el futuro de las televisiones públicas, incluidas las autonómicas, en muchos casos costosísimos chiringuitos que funcionan "a mayor gloria" de los dirigentes de cada comunidad, ya sean de la derecha, de la izquierda o del nacionalismo.

    Hemos comentado muchas veces el respeto que nos merecen los buenos profesionales de esas cadenas autonómicas, pero también hemos criticado el derroche manirroto que esas televisiones significan para unas arcas públicas agotadas. No se trata de entrar en el debate sobre los medios de comunicación públicos y privados, sino de constatar que a los dirigentes autonómicos se les ha ido la mano con sus actitudes faraónicas, vanidosas, desmesuradas y hasta infantiles. Generalizar es injusto, porque siempre hay situaciones de excepción. Pero que alguien explique, por ejemplo, cómo y por qué la Radio Televisión Pública Valenciana tiene 1.700 trabajadores, lo que equivale a una cifra superior a las plantillas, sumadas, de Antena 3, Telecinco y La Sexta. O cómo en la Radio-Televisión de Castilla-La Mancha el jardinero tenía un salario de 6.000 euros mensuales... O cómo Tele-Madrid, habiendo recortado su plantilla, ha incrementado en un 7 por ciento su presupuesto. O, en fin, por qué la Televisión Pública de Asturias paga un canon anual de más de 4 millones de euros por transmitir las pruebas de la Fórmula-1 mientras que los asturianos pueden ver ese espectáculo en una cadena en abierto sin que les cueste un céntimo...

     Quizá en el amplio temario del debate de ayer, la promesa de Mariano Rajoy de ordenar este sector audiovisual, tan desmadrado, parezca un asunto menor o de letra pequeña. Pero no lo es. En los tiempos del sacrificio, es importante hasta el chocolate del loro. Y las televisiones autonómicas, que son algo mucho más serio que el chocolate del loro..., por su desmesurado coste de dinero público, deben convertirse en un escaparate y una referencia para la necesaria austeridad... Y ello por mucho que a algunos dirigentes autonómicos los Reyes Magos, en vez de traérselo, les vayan a quitar o a limitar un costoso juguete.
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