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Andalucía, patrimonio socialista

lunes 23 de enero de 2012, 23:27h
Es en cierto modo lógico. Es casi ley de vida. Si usted lleva más de treinta años trabajando ininterrumpidamente en una empresa desde la mañana a la noche, lo natural es que acabe creyendo que la empresa es suya por más que sólo sea el botones de la misma. Nos ha pasado a casi todos los que hemos currado  en el mismo sitio muchos años. Te matas trabajando, arruinas tu vida privada y familiar, defiendes a capa y espada tu empresa y sus gestores hasta que, incauto de ti, llega un nuevo gestor fichado a base de talonario y cuyo único mérito conocido es desmantelar factorías con eso que se llama expediente de regulación de empleo, y te pone de patitas en la calle sin miramiento alguno. Te das cuenta entonces lo idiota que has sido durante toda tu vida laboral y comprendes, demasiado tarde, claro, que una cosa es tu trabajo y otra muy distinta aquellos que se hacen ricos a costa de tu esfuerzo.

A los socialistas les pasa exactamente eso. Llevan tantos años gobernando la Junta de Andalucía, casi cinco lustros, que se creen los propietarios del cortijo, los dueños del cotarro y hacen gala de un sentido patrimonialista de Andalucía de tal calibre que da la impresión de que los que no tienen el carnet del PSOE nada tienen que ver con esta tierra. Acaba de ocurrir, una vez más, con las acusaciones sobre el supuesto impago de facturas por parte del Ejecutivo de Pepe Griñán y la falta de liquidez en las arcas andaluzas. No sé si serán ciertas o no esas denuncia, o se trata sólo del habitual juego político preelectoral, lo que sí sé es que el Gobierno de Griñán vuelve a confundir la parte con el todo cuando su consejera de Presidencia, Mar Moreno, afirma que "es una irresponsabilidad sembrar dudas sobre la capacidad económica de Andalucía". Vamos a ver, seamos claros y no confundamos churras con merinas. Que yo sepa aquí, ni el Gobierno de Rajoy ni siquiera el líder de la oposición, Javier Arenas, ni el lucero del alba ha puesto en duda la capacidad económica de Andalucía como tal. Lo que sí siembra dudas, y bastantes dadas las circunstancias, es la gestión que está haciendo el Ejecutivo socialista que preside Pepe Griñán que no se puede confundir, como insisten ellos, con la Junta de Andalucía. Una cosa son los señores (y señoras) que gobiernan y gestionan nuestros fondos, que pueden hacerlo regular, mal o peor, y otra muy distinta es la institución que ellos representan.

La cuestión no es baladí. Si todos  pensáramos como dice la consejera en cuestión, tendríamos que afirmar sin lugar a dudas que los andaluces nos estamos peleando por ver quién se hace cargo de la secretaría general del PSOE, si Carmen de Olula o Alfredo de Cádiz. Y no es eso. Aquí abajo se están peleando entre sí los gerifaltes del PSOE (no las bases que asisten al espectáculo como meros oyentes) en busca de un puestecito, mientras la gran mayoría del personal se la trae al fresco quien gane el XXXVIII Congreso de Sevilla. Por eso habría que dejarle claro cuanto antes a estos señores (y señoras) cuál es su responsabilidad para con Andalucía, algo que hace bastante tiempo que dejaron en el baúl del olvido.

De todas formas, dice el refrán español que a cada cerdo le llega su San Martín y. al igual que al gestor que a mí me echó, también le han dado la voleta un par de años después, a los gestores de la Junta están a punto de que se les acabe el chollo del que han disfrutado durante tantísimos años. Todo es cuestión de paciencia y de esperar sentado hasta ver pasar el cadáver de tu enemigo, aunque es verdad que algunos llevan esperando ya tres legislaturas, la friolera de doce años. Me da que el Gobierno de Griñán, si no ocurre algo extraño, tiene fecha de caducidad: el 25 de marzo de 2012. Ya veremos la herencia que dejan estos treinta años. Dicen las malas lenguas que lo de los EREs fraudulentos es pecata minuta para lo que va a aparecer debajo de las alfombras.
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