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Camps y Costa, ¿inocentes o no culpables?

Camps y Costa, ¿inocentes o no culpables?

miércoles 25 de enero de 2012, 20:26h
El jurado habló y declaró, por 5 votos a 4, que el ex president de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, es "no culpable" de recibir prendas y regalos de forma continuada en condición de su función de president. En consecuencia, y según la ley del jurado, tanto Camps como el también acusado Ricardo Costa, quedan exculpados de un delito de cohecho impropio. No culpable es lo mismo que inocente. Según la ley del jurado, basta con cinco votos de los nueve que lo componen para que se proclame que Camps y Costa siguen siendo personas honorables. Por el contrario, para declararlos culpables se hubieran necesitado 7 votos de condena.

Pero la cuestión no está cerrada, ni muchísimo menos. Primero, porque aún queda recurso ante el Tribunal Supremo; segundo, porque la sentencia del jurado del 'caso Camps' ha estado demasiado dividida -una prueba evidente de la división social que vive la comunidad valenciana-, no despeja todas las dudas sobre los regalos del 'amigo del alma' al ex president y a su fiel escudero en el partido, y porque ha quedado sujeta a diversas interpretaciones dada la categoría de la pregunta a la que debía responder el jurado.

La pregunta era si tanto Camps como Costa eran culpables o inocentes de recibir prendas y regalos de forma continuada en virtud de su función de president. Para cuatro miembros del jurado, la respuesta era "sí, culpable"; para los otros cinco, que conforman la mayoría, la respuesta ha sido "no culpable"; pero para todos parece evidente que Francisco Camps y Ricardo Costa 'sí' recibieron regalos del 'amigo del alma' o de otros de la trama Gürtel, y los recibieron además de forma continuada. De lo que se exculpa por tanto al ex president valenciano y a su otrora fiel escudero es de haber recibido esos regalos en función de sus cargos en la Generalitat, en el Partido Popular de Valencia o en las Cortes Valencianas. Es decir, se les esculpa de recibir regalos en forma de 'cohecho impropio' para influir en ellos a la hora de la concesión de obras o de prebendas al 'regalante'.

Si el jurado mayoritariamente ha llegado a esa conclusión es, sin duda, porque no se ha podido acreditar fehacientemente que a Camps le llovían los regalos por el poder ejecutivo que tenía; es decir, porque desde su puesto de president podía decidir qué concesiones dar a quién. Ése era, justamente, el meollo de la cuestión, lo que se estaba dilucidando en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Si las acusaciones hubieran aportado pruebas fehacientes y el jurado le hubiera declarado culpable, el procedimiento de verdad hubiera avanzado con fuerza: ¿hubo financiación irregular? ¿Se favoreció a la trama, en su versión valenciana, desde lo más alto del poder de la comunidad? A la acusación, por lo que se ve, le sobraba politización y le faltaban pruebas.

Camps es libre: ha convencido a cinco de sus conciudadanos. Pero cuatro aún siguen pensando que aquí hubo cohecho impropio... o algo más.
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