El "tiro de la manta"

Hace unos años conocí a un personaje bastante facha seguidor de las tesis de Blas Piñar que disfrutaba hablando conmigo o con cualquiera que se pusiera a tiro, de política en reuniones en baretos con una cerveza en la mano. Había trabajado para la Administración y decía conocer muchos trapos sucios del Gobierno socialista en Andalucía, algo que no es de extrañar después de más de cinco lustros de mandatos ininterrumpidos. Su frase preferida después de poner verde a la Junta era "el día en que yo tire de la manta se van a enterar esos mamones". Como bien supondrán, el hombre sigue años después amenazando con tirar de la manta sin que haya levantado ni tan siquiera un piquito del cubrecamas en cuestión. Mis amigos, cada vez que lo veian acercarse, salían huyendo al grito de ¡socorro, que viene el "tiro de la manta"! y me dejaban colgado en la dura y aburrida tarea de soportar al peñazo. Y es que en Andalucía hay muchos ejemplares de este jaez. Son muchos los ex altos funcionarios de la Junta, ahora jubilados o en excedencia, que dicen conocer secretos inconfesables y te aseguran que si ellos hablaran muchos dirigentes políticos acabarían en la cárcel. Pero, claro, aquí muchos amenazan en los bares y pocos son capaces de poner negro sobre blanco dichas acusaciones que, según ellos, podrían provocar un terremoto en el Ejecutivo de Pepe Griñán.

El último en amenazar con "tirar de la manta" ha sido, ya lo saben, el ex director general de Trabajo y Seguridad Social, Francisco Javier Guerrero. Sí, ese personaje propio de la España de Rinconete y Cortadillo que, según su chófer (que sí que ha tirado de la manta), se gastaba el dinero destinado a las subvenciones en juergas y cocaína. Guerrero ha sido llamado por la Guardia Civil quien le ha interrogado durante más de seis horas sobre las "ayudas a empresas" libradas directamente a través del Instituto de Fomento de Andalucía, actualmente Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), con cargo a la famosa partida presupuestaria 31L, conocida por el propio Guerrero como 'fondo de reptiles'. Y es que según la investigación, mediante un acuerdo rubricado entre la Dirección General de Trabajo y Seguridad Social y el antiguo Instituto de Fomento de Andalucía, durante los últimos años, la segunda de las instituciones habría librado 647.869.157,45 euros para la reestructuración de empresas en crisis con cargo a la partida 31L, una fórmula supuestamente ajena a la Ley autonómica de Hacienda Pública y la fiscalización administrativa. Las ayudas concedidas mediante este método, ni siquiera publicadas en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), constituyen según la Policía Judicial un "incumplimiento flagrante" de la Ley General de Hacienda Pública de la Junta de Andalucía.

No se conoce mucho sobre la declaración de Guerrero e ignoramos si ha tirado mucho de la manta y sólo un poquito. Lo que parece que sí ha dejado claro es que él no tomó ninguna decisión unipersonal, sino que todo el asunto de los EREs eran "decisiones compartidas" con sus inmediatos superiores, es decir, con los ex consejeros de Trabajo, Antonio Fernández y José Antonio Viera. El primero ya ha sido imputado por la jueza Mercedes Alaya y el segundo, secretario general del PSOE de Sevilla, si no lo está ya es porque el PSOE andaluz anduvo más listo y lo presentó como senador para que, en caso de imputación, tomara el Tribunal Supremo las riendas de la investigación que tan magníficamente lleva Mercedes Alaya.

Lo cierto es que, a una semana escasa del comienzo del XXXVIII Congreso Federal del PSOE, y a poco más de cincuenta días de la celebración de las elecciones andaluzas, a Pepe Griñán se le están complicando, y mucho, las cosas. El escándalo de los EREs fraudulentos puede dar aún más de una sorpresa desagradable al candidato socialista por más que los suyos le arropen en el Congreso de Sevilla y traten de auparlo para que consiga mantener cuatro años más el poder en una comundad, Andalucía, en la que los socialistas llevan gobernando ininterrumpidamente desde el año 1980 y donde, según la última Encuesta de Población Activa, el número de parados ronda el millón y cuarto, con una tasa por encima del 31 por ciento. Si los escándalos y la crisis no consiguen convencer a los andaluces de que es necesario un cambio radical, más nos valdría a todos emigrar y dejar que los dueños del cortijo sigan regodeándose de que tienen el respaldo de la comunidad más atrasada de España. Es lo que hay.