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Y ahora, la cita del 25-M

Y ahora, la cita del 25-M

sábado 18 de febrero de 2012, 21:38h
Bueno, las dos importantes citas políticas que tenían lugar en Sevilla este mes de febrero ya se han celebrado y con muy distinto signo, el de los perdedores y el de los ganadores. Los congresos del PSOE y del PP se han parecido muy poco, yo diría que nada. Mientras el primero ha sido una jaula de grillos, un combate a muerte en busca de algún trozo de poder, el segundo ha sido un mar an calma, ha pecado de viveza y ha sido un aburrimiento total por las excesivas unanimidades y la falta de diferencias que alegraran algo las sesiones. La cara y la cruz de una misma moneda. ¿Qué significa este espectáculo que nos han ofrecido en menos de quince días los dos grandes partidos que se disputan el Gobierno de España? Pues significa que sus componentes, con sus diferencias ideológicas y sus distintas concepciones del Estado, están en la misma historia que no es otra que conseguir el poder. Algo legítimo pero bastante alejado de lo que piensan millones de españoles que contemplan estos cónclaves como la representación de una comedia, o mejor aún, como un circo en el que los trapecistas, los payasos, los domadores y los ilusionistas hacen continuas trampas para "quedarse" con el personal después de que éste haya pagado muy cara la entrada para verlos.

Sevilla ha sido el escenario de estas dos últimas funciones y seguirá siéndolo hasta el próximo 25 de marzo. Aquí se juegan mucho unos y otros y van a combatir a cara de perro por cada voto en el mes que queda por delante. Ninguno lo tiene fácil. Pepe Griñán porque ha demostrado fehaciéntemente en los tres años que lleva como presidente de la Junta que no controla ni a los suyos; Javier Arenas porque sabe que es su última oportunidad para romper una constante que persigue a Andalucía desde hace más de treinta años, la del "granero de votos" socialista. Es indudable que va a ser ahora o nunca porque la situación en esta comunidad autónoma es sencillamente dantesca por más empeño que le ponga el PSOE en el desarrollo sostenible. El millón trescientos mil parados y el escándalo de no acabar de los EREs fraudulentos le pueden dar la puntilla al "régimen" socialista que se ha acomodado demasiado tiempo en esta tierra durmiéndose en los laureles de la conformidad.

Sin embargo queda mucha tela por cortar, quedan cinco semanas en las que el PSOE y los sindicatos van a ocupar las calles aunando esfuerzos en su protesta por la reforma laboral. De hecho, la presencia este fin de semana en Málaga de los líderes sindicales andaluces de CC.OO. y UGT, Francisco Carbonero y Manuel Pastrana, respectivamente, arropando al secretario general del PSOE-A, Pepe Griñán, en la convención programática de su partido puede dar una somera idea de por dónde van a ir los tiros.

La euforia contemplada estos días en el XVII Congreso Nacional del PP o el desaliento visto hace dos semanas en el XVIII Congreso Federal del PSOE hay que ponerlos en cuarentena. Ni los primeros pueden dar por segura su victoria ni los segundos masticar ya la derrota. Las urnas serán dentro de cinco domingos las que digan la última palabra y aunque, como se dice por aquí, no esté todo el pescado vendido, es verdad que el pulso por el poder en Andalucía favorece más que nunca al PP. No sé los chistes que harán mañana los periódicos sobre este congreso de Sevilla que acaba de finalizar pero, seguro que nada tiene que ver con el que publicaba el ABC tras el cónclave socialistas. Si no lo vieron se lo explico: Se veía en un cuadrilátero a dos boxeadores, Griñán y Arenas. En un rincón, el líder del PSOE andaluz se golpeaba repetidamente a sí mismo, mientras en el otro, el presidente del PP-A, preparado para el combate, lo miraba con cara de estupefacción. Es lo que hay. Y ahí está la gran diferencia entre ambas citas sevillanas de este mes de febrero.  
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