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Coca, mentiras y cedés manipulados

Coca, mentiras y cedés manipulados

miércoles 07 de marzo de 2012, 23:55h
Había una película de Steven Soderbergh de finales de los ochenta del pasado siglo que cosechó varios premios en Cannes, en Sundance e incluso estuvo nominada al Oscar por su guion cuyo título original era "Sex, lies and videotape" y aquí se tradujo literalmente por "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", que me viene al pelo para describir lo que está ocurriendo estos días en la política andaluza con el caso de los EREs fraudulentos y el lío de Invercaria. Hombre yo, si no fuera porque me lo han pisado mis excompañeros de ABC de Sevilla, lo adaptaria y actualizaría como  "Coca, mentiras y cedés manipulados". Droga por la interminable declaración del ex director general de Trabajo y Seguridad Social, Francisco Javier Guerrero, ante la jueza Mercedes Alaya. Guerrero, ya saben, ese de quien su chofer afirma que se gastaban el dinero de las subvenciones públicas en gin-tonics y cocaína, y que no sólo ha ratificado la existencia de un "fondo de reptiles", sino que ha implicado a sus superiores, desde el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, a los ex consejeros Gaspar Zarrías, José Antonio Viera, Isaías Pérez Saldaña o Antonio Fernández, interesado cada uno en los EREs de empresas de sus respectivas provincias. Vamos, que el Consejo de Gobierno (en el que, por cierto Pepe Griñán tenía el puesto de consejero de Economía y era el encargado de fiscalizar los gastos) conocía de sobra lo que se estaba haciendo. Así que, menos lobos, Caperucita.

Bueno, eso respecto a la droga, pero es que lo de las mentiras que está lanzando la Junta y el PSOE andaluz en torno a este asunto es algo que deja en pañales al cuento de Pedro y el lobo. Desde que estalló el caso, con la denuncia de los empresarios del Grupo La Raza sobre el intento de Mellet y Ponce para que le pagaran un cuarto de millón de euros por concederles la escuela de hostelería, hasta este último escándalo de Invercaria donde la ex presidenta, Laura Gómiz, no se corta un pelo al reconocerle a su ex director de Promoción, Cristóbal Cantos, que hay que tener escasos escrúpulos para ocupar un alto cargo en esta empresa pública, todo ha sido una mentira tras otra. Y la primera, que, como las tácticas goebbelianas ha tenido bastante éxito, es que ha sido la Junta la que denunció los EREs irregulares y fraudulentos ante la jueza Mercedes Alaya. Totalmente falso. La Junta se personó cuando los medios de comunicación había hecho público el escándalo y con la más que evidente intención de estar enterada de lo que se traía entre manos Alaya. Al contrario, la Junta, o mejor dicho Pepe Griñán y los miembros de su Gobierno, lo único que han hecho hasta ahora es lanzar infundios sobre la magistrada instructora del caso y obstaculizar lo máximo posible su trabajo, tanto que hasta el Consejo General de Poder Judicial ha tenido que llamarle la atención.

Y, por último, lo de los cedés manipulados. Eso ya es de traca. Los principales imputados del ERE de Mercasevilla, Mellet y Ponce, piden la nulidad del procedimiento porque, dicen, la grabación efectuada por Pedro Sánchez Cuerda y José Ignacio de Rojas, se hizo "de forma subrepticia, sin autorización judicial alguna, sin el conocimiento de los participantes que desconocían la utilización de un artefacto de grabación". Vamos, que sólo hubiera faltado que los empresarios hubiesen puesto altavoces en el comedor de La Raza para que todo el mundo se enterase de la extorsión. La excusa, como es evidente, es tan tonta que uno comienza a dudar de la inteligencia de ambos imputados, como dudo de la de Pepe Griñán sus consejeros y sus asesores. Dicen todos ellos al unísono que la grabación de Laura Gómiz está manipulada porque se observan quince cortes en la misma. Y dicen esa chorrada sabiendo, como saben, que la cinta o el cedé íntegro, de más de una hora de duración, se encuentra en poder de la jueza. Y es que, aunque estuviese manipulada, lo que dice Gómiz, lo dice, se pongan como se pongan. Y Gómiz afirma cuando Cantos le dice que no puede hacer un informe que no es cierto: "Bueno, entonces no me vales como trabajador de Invercaria...Si me comprometiera con  la ética no estaría trabajando en esta organización" y añade que "sus mayores" (o sea sus superiores) saben perfactamente lo que está ocurriendo en Invercaria. ¿Lo dice o no lo dice? Y si lo dice, y la Junta no niega que sea la voz de Gómiz, ¿es verdad o no que el Ejecutivo sabía todo este rosario de corrupciones? Excusas, Pepe, las precisas y, por favor, no nos tomes también a los andaluces por tontos. Que se querellen contra todos los que han denunciado el pastel no quiere decir absolutamente nada. Es lo mínimo que podían hacer para justificarse.

El caso es que esta noche comienza la campaña electoral y a Pepe Griñán, entre unos chanchullos y otras corrupciones, se le están complicando, y mucho, su escasas posibilidades de lograr revalidar la Presidencia de la Junta. Va a ser el primer candidato socialista que haya gobernado tres años sin que nadie le votase y el primero que pierda en Andalucía. Como él mismo dice: "Quien le conozca, que lo compre". 
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