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El vicepapa

El vicepapa

lunes 15 de octubre de 2007, 11:30h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
¡Menos mal, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y vazqueados niños y niñas que me leéis, que siempre quedan Centinelas de Occidente, mentes preclaras, faros en la oscuridad laicista que nos invade! Y que conste que hoy, lunes, 15 de octubre de 2007, festividad de Santa Teresa de Jesús, copatrona de España e inspiradora del jurado del Premio Planeta de Novela, no me estoy refiriendo a Marianito Rajoy en sus funciones de abanderado patrio. No me estoy refiriendo a él. No. Mi admirada glosa de hoy está dedicada a ese socialista convencido, a ese hombre de izquierdas, a ese personaje de firmes convicciones católicas: Francisco Vázquez, exalcalde de La/A Coruña, y embajador del Reino de España ante la Santa Sede.

    ¿Socialista, Vázquez?, os preguntaréis muchos/as de vosotros/as en un estado intermedio entre la incredulidad y la obnubilación etílico-botellonera. Pues sí. Vamos que Don Paco jura y perjura su condición de socialista con carnet y todo. Eso sí, él es socialista con “nihil obstat”, o sea, con las debidas licencias eclesiásticas. Nada se opone, por parte de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana y Ratzingueriana a la militancia de Vázquez en el club del Puño y de la Rosa.

    No es de extrañar, porque Don Paco, este finde, ha estado literalmente sembrado desde las orillas del Tíber. Resulta que le hacían una entrevista para una revista católica, y el embajador –genuflexo-- del Reino de España ante la Santa Sede se ha despachado a gusto como buen socialista, excelente católico y representante del Gobierno de España. De entrada, para Vázquez, los socialistas laicos son todos unos “casposos” anticlericales, aparte de ser una caterva de ateos y agnósticos, refractarios al mensaje de Nuestro Señor Jesucristo. Y por ahí a la derecha todo seguido. Que si hubo precipitación con la ley de matrimonios homosexuales, los divorcios rápidos y la Educación para la Ciudadanía. Que dice el exalcalde coruñés que una cosa es que figurase en el programa electoral del partido al que él pertenece, y otra es muy distinta el llevarla, legislación mediante, a la práctica.

    Cual nuevo Centinela de Occidente y Defensor de la Fe, a Francisco Vázquez no le duelen prendas a la hora de señalar no sólo la ola-laicista-que-nos-invade, sino a los inspiradores de ella. ¿Las logias masónicas, quizá? ¿Las células del Partido Comunista, acaso? Pues no. El responsable último de estos ataques a la Iglesia Católica es, ni más ni menos, el Grupo PRISA. Sí, desde tan poderoso conglomerado multimedia y desde su buque insignia, el diario El País, se han propuesto acabar con los dos mil años de catolicismo español. Quieren acabar con la Iglesia, dice Don Vázquez, socialista y católico. Pero, naturalmente, no lo conseguirán porque si ni las fuerzas del Infierno prevalecerán contra Ella, mucho menos lo harán los medios de PRISA.

     Pues tal que así, pequeñines/as míos/as, se expresa nuestro embajador en el Vaticano, el representante del Gobierno de España ante el solio pontificio. Un hombre sacrificado –que conste—que, en aras de su misión, renunció a estar presente, el día de la Fiesta Nacional, en el madrileño Paseo de la Castellana, para homenajear como se merece la bandera rojigualda, la que representa a España, Patria común e indivisible de los españoles de bien.    
    Paco Vázquez, militante socialista (¿hace falta decir que a su manera?), español de pro y devoto hijo de la Iglesia Católica es algo así como el Vicepapa para España. Él marca el camino. Él es el faro que, en medio de las tinieblas laicistas, ilumina el recto camino de la salvación. Extra Ecclesiam nulla salus, que traducido por Damián, mi redicho valet de chambre, quiere decir que fuera de la Iglesia –Católica, por supuesto— no hay salvación. Porque para Vázquez, primero está Dios y su Iglesia Católica, la única verdadera, luego está ¡¡¡España!!! y a continuación, La Coruña. Todo lo demás es vicio, perversión, laicismo, separatismo y federalismo. Vamos, que el embajador es no sólo luz de Roma, sino, además, martillo de herejes.
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