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La realidad y el deseo

La realidad y el deseo

martes 27 de marzo de 2012, 16:09h
Cuando los ecos de los resultados de las elecciones andaluzas del 25-M aun resuenan en las sedes de los partidos políticos y en las redacciones de los medios de comunicación que siguen debatiendo los porqués de lo ocurrido el domingo, me he acercado a Fórum Europa Tribuna Andalucía, donde dos sociólogos expertos en demoscopia, José Juan Toharia y  el presidente del Instituto de Estudios Sociales, Pedro Arriola, han tratado de explicar las causas del estrepitoso fracaso de todas las encuestas. Ambos han coincidido en que, como ocurriera en anteriores comicios con los votantes del PP, en esta ocasión ha habido un voto oculto del PSOE que ha destrozado cualquier previsión que hicieron los sondeos previos. El diagnóstico de Arriola, controvertido asesor de Aznar, Rajoy y Arenas, se resume en la frase "un alto porcentaje de andaluces se ha negado en todos los sondeos a decir que votaba al PSOE". Como justificación me puede valer, pero no como excusa. Se supone que las empresas dedicadas a este tipo de trabajos deben tener expertos que descubran e interpreten (lo que se llama la "cocina" de las encuestas) este tipo de engaños, algo que en esta ocasión no han logrado descubrir.y que ha provocado que el histórico primer triunfo del PP en Andalucía en treinta años se convierta en una derrota.

En lo que sí estoy de acuerdo con los expertos en sondeos es que tanto los medios de comunicación como los políticos de todo signo y la mayoría de los ciudadanos han confundido el 25-M la realidad con el deseo. Me explico. Los resultados electorales se pueden comparar entre sí en consultas de la misma naturaleza (no entre generales y autonómicas como algunos pretenden) y analizar la evolución del voto en cada uno de ellos. Es decir, un análisis serio de lo que ha ocurrido en Andalucía se debe hacer comparando los resultados del 25-M de 2012 con los de las anteriores elecciones andaluzas celebradas en 2008 en las que, no hay que olvidarlo, Manuel Chaves, obtuvo la mayoría absoluta con 56 diputados mientras el PP de Javier Arenas se quedó sólo con 47. Nadie puede negar que el electorado andaluz, fiel durante tres décadas a los socialistas que conseguían repetidamente revalidar mayoría absolutas, ha apostado mayoritariamente por un cambio de tendencia, aunque esa mayoría no haya sido suficiente por diversos motivos y no haya propiciado el tan deseado cambio de Gobierno en la Junta de Andalucía a favor del PP. En 2008, el PP-A obtuvo un 38,45 por ciento de los votos y el PSOE-A un 48,41, es decir, Chaves le sacó a Arenas una diferencia de diez puntos. En 2012, el PP-A ha logrado un 40,66 por ciento y el PSOE-A un 39,52. Es decir, pese al tan cacareado fracaso de Arenas la distancia se ha reducido más de once puntos porcentuales consiguiendo que por primera ven en la historia de la autonomia andaluza el PP se ponga por delante del PSOE y que Griñán vuelva a ser presidente de la Junta sin haber ganado ni una sola elección a las que ha concurrido como candidato a la Presidencia. Realmente curiosa la paradoja.

Lo que no se puede comparar nunca son los resultados con las previsiones que anunciaban las encuestas y quien lo haga por puro interés electoral, como le ocurre al PSOE de Pepe Griñán y a IULV-CA de Diego Valderas, se está confundiendo gravemente. Es como si una pitonisa te anunciara que te va a tocar la lotería y tú, que juegas un único y solitario décimo, dieras por sentado que en una fecha concreta vas a ser millonario porque confías plenamente en sus augurios y comenzaras a gastarte el dinero que no tienes. Lo dicho, confundir la realidad con el deseo conlleva muchas veces amargas decepciones. No deja de ser cierto que en esta ocasión ha sido tal el bombardeo de sondeos en los últimos dos años y la absoluta unanimidad de las previsiones que daban al PP como ganador por mayoría absoluta, que incluso muchos votantes del PP optaron por quedarse en casa o irse a la playa creyendo que la victoria total estaba más que asegurada sin su voto. Error, qué inmenso error. Mientras, los votantes socialistas han vuelto a ser fieles a su historia y, o bien han echado la papeleta tapándose la nariz o bien han optado por apoyar a la coalición comunista para que sean ellos quienes dén la cara ante un electorado que desea mayoritariamente un cambio de régimen. Sería conveniente que Valderas sopesara si le conviene o no a IULV-CA formar parte o no del Gobierno de Griñán. El tiempo puede pasarle una cara factura.  
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