Nacionalismo y antinacionalismo español

Si, como dijo  Albert  Einstein, el nacionalismo es una enfermedad infantil,   una especie de sarampión de la humanidad,     en  la  España del  siglo XXI  anidan , con creces, las nacionalidades  autonómicas más sanas del mundo. Otros   aires bien distintos ,  parece que recorren  el nacionalismo  español, al menos  a primera vista.

Cuando   nuestros  compatriotas viajan  más allá de nuestras fronteras,  uno de los  primeros  sentimientos  que  se apodera de  ellos como turistas        foráneos es  una  envidia  sana  sobre el natural y, seguramente  legítimo, orgullo  que los nativos  del lugar  visitado sienten por su país. La profusión de banderas, y no sólo en organismos  oficiales, sino en  instituciones, empresas  y hasta en domicilios privados, suelen  ser el  paisaje  cotidiano  de  naciones  de todos  los continentes  y latitudes. En España, sin embargo, quizás  hasta  que la  selección española  obtuvo la victoria en el campeonato mundial de fútbol  en Suráfrica 2009, no se había visto  una marea   rojigualda tan grande en  los últimos  treinta años, que es tanto como decir en  todo el periodo  constitucional democrático.
Algunas preguntas

Pero, ¿a qué  razones  profundas obedece  esta especie de complejo nacionalista español que hoy se vive en nuestro país? , ¿cómo nos sentimos de españoles?  Un  estudio  titulado  "Pulso de España 2010" de la Fundación José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón, publicado  a mediados  de 2011,   respondía en buena  medida a las preguntas  formuladas.

Este informe medía la realidad económica, política y social del país;   se realizó a través de 5.000 encuestas entre el 24 de septiembre y el 5 de noviembre de 2010 y, básicamente,   en él   se llega a tres  grandes conclusiones:  la primera  es que  el 54% de los ciudadanos se siente tanto español como de su comunidad autónoma; la segunda, que   el 33% de los encuestados quiere un estado autonómico como el actual y, por último, la tercera, que  solo el 9% de los consultados opta por autonomías que fueran estados independientes, porcentaje que se eleva al 24% en el País Vasco y al 21% en Cataluña y Navarra.

De una u  otra forma, no es muy común  entre los ciudadanos de la mayor  parte de los países  del mundo  mantener este sentimiento  de nacionalismo  acomplejado que  anida en el alma de un buen número de españoles, y  de antinacionalismo  patrio, por otra buena parte de nuestros compatriotas. Ahora, al menos,  tal y como  concluye el estudio  aludido, podemos  ponerles cifras  a ambos grupos.

Me parece  que,  muchos de los españoles  que, aún sintiéndose ciudadanos del mundo,   sabiendo   también  que uno no es de donde nace, sino de donde pace, y habida cuenta  de que   la mayoría de nuestros  compatriotas  parecen encontrarse muy bien en su tierra, a partir de este mismo momento   no  deberían   tener  rubor   alguno  ni complejo  de inferioridad al  afirmar  pública y privadamente   eso de que "!Yo    soy español, español, español...!".