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Rubalcaba sigue de perfil

Rubalcaba sigue de perfil

lunes 23 de abril de 2012, 08:06h
Me parece bien que el diario El País, de conformidad con su línea editorial, y ante la previsible percepción que tiene de que Rajoy está impulsando una acción gubernamental demasiado unilateral, trate de compensar la situación, realizando una extensa entrevista al líder del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. El problema, desde una perspectiva socialdemócrata, consiste en que el responsable del PSOE muestra una vez más en la entrevista que sigue de perfil frente a la crisis. Como han señalado otros comentaristas, continúa quedándose a la mitad del camino: no adopta la posición extrema de "ni un paso atrás" de Izquierda Unida pero tampoco asume de forma seria las exigencias que impone la necesaria política de austeridad para enfrentar la crisis.

Esto se pone diáfanamente de manifiesto respecto a un asunto central: el equilibrio presupuestario. El periodista le pregunta si hay otra manera de obtener ingresos para poder cumplir con el déficit del 5,3% este año y la respuesta de Rubalcaba es ilustrativa. En primer lugar, no cuestiona que el objetivo sea un déficit del 5,3%, pero luego sigue repitiendo similares tópicos a los que emitió durante la campaña electoral: quitar las desgravaciones de la vivienda a las rentas superiores a 26.000 euros, no haber subido el IRPF y crear un impuesto para las grandes fortunas, agregar un impuesto al tabaco y al alcohol y, finalmente, ahorrar en defensa.
Supongo que El País ha tenido piedad de Rubalcaba y ha evitado repreguntare si es consciente de que con las propuestas que hace ni de lejos se llegaría al déficit del 5,3% (y este diario tiene expertos suficientes al respecto). Claro, si lo hubiera hecho habría desnudado la debilidad argumental de alguien que prefiere seguir de perfil ante la necesidad de llegar a esa cifra de déficit.

En el aspecto que el diario no se muestra piadoso con Rubalcaba es sobre sus alusiones a la posibilidad de recortar en Defensa. Ahí el periódico sí repregunta y objeta: "Pero ese ministerio tiene un gasto fijo e intocable: el pago de la inmensa deuda (26.000 millones) por la compra de armamento en los últimos años." Y entonces, ante esa observación del diario, el líder socialista se enreda: no se atreve a proponer que se reduzca el tamaño de las Fuerzas Armadas, pregunta cuánto tiempo más vamos a quedarnos en Líbano, pero asegura que deberemos quedarnos en Afganistán todo el tiempo que la coalición aliada determine. En suma, todo su poderoso argumento de reducir en defensa se queda luego en debates a futuro, lo que en términos contables y urgentes tiene un nombre castizo: agua de borrajas.

Resulta evidente que es mucho más fácil mantenerse en la crítica dura a los recortes en sanidad y educación, que realizar propuestas mínimamente serias para lograr alcanzar la cifra de déficit (que acepta). Así, seguimos con la nostalgia de un discurso verdaderamente socialdemócrata, que Rubalcaba no se atreve a emitir, prefiriendo quedarse entre dos aguas. Un discurso que sea capaz de criticar seriamente los excesos unilaterales del Gobierno de Rajoy, pero que al mismo tiempo represente una respuesta rigurosa a las exigencias de austeridad que tiene el país, apuntando a una solución concertada, formulando un pacto para una política de Estado sobre crecimiento y empleo.

Porque es indudable que Rajoy está tomando decisiones con demasiada soltura de cuerpo. En eso tiene razón Rubalcaba: el líder del PP está confundiendo la mayoría absoluta con un cheque en blanco para gobernar. Pero la mejor forma de parar esa dinámica es haciendo propuestas rigurosas que vayan al fondo de las exigencias que plantea la crisis y, para ello, proponer formalmente un pacto de Estado para negociar la política económica. Seguir con las pamplinas y los paños calientes, como lo hace Rubalcaba, para quedar bien ante la galería, sin proponer de una vez un pacto de Estado con todas sus consecuencias, puede que le proporcione a su partido algo de oxigeno, pero no es lo que necesita el país. Definitivamente, lo que España necesita es ponerse de cara a los problemas, enfrentándolos hombro con hombro; en otras palabras, dejar de seguir de perfil para evitar el desagradable viento de la crisis. Por cierto que algo muy similar fue lo que hizo el PP con el anterior Gobierno, aunque tal vez lo realizara más descaradamente.
                                                                                                                                     
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