Las desafortunadas incompatibilidades en la Junta de Extremadura

La Junta de Extremadura se encuentra en sus horas más bajas después de la dimisión de tres miembros del gobierno autonómico en menos de 48 horas. Cuando una persona llega a ostentar un cargo público tiene que saber dónde están sus límites. Y parece ser que nadie es consciente de ello hasta que le dan un toque de atencion. Sucedió con el ex consejero de Salud, Francisco Javier Fernández, y el delegado del Gobierno, Alejandro Ramírez Molino. Y este viernes le ha tocado el turno a Marta García.

En el fondo, muy en el fondo, no ha sido culpa suya, sino de su marido que disponía del 23% de las acciones de la firma de ingeniería Inproesa. Como de estos casos hay que hablar con la ley en la mano, este impresentable no va a ser menos: la ley prohibe el parentesco en primer grado con más de un 10% de acciones.

La señora García debería haber dimitido antes de ostentar el cargo de directora general de Infraestructuras y Transportes de la Junta de Extremadura. Pero parece ser que hasta que alguien no le ha dado un toque de atencion no ha dejado su cargo. O ¿ha sido la avalancha de dimisiones la que le ha llevado a dimitir? Desgraciadamente esa pregunta nunca la llegaremos a contestar.