Los nuevos retos de Griñán

 Mira por dónde, ese "tal Griñán", como le tildaba hace tan sólo dos décadas el mismísimo Alfonso Guerra cuando, siendo casi un desconocido, fue llamado por Felipe González en 1992 para que se hiciera cargo del Ministerio de Sanidad y posteriormente del de Trabajo, se ha convertido, a sus 66 años, en un referente ineludible e imprescindible del PSOE español. Pepe Griñán es, en estos momentos, el dirigente autonómico socialista con más poder tanto real como orgánico, y quizás el único que pudiera aunar voluntades entre los diversos sectores de su partido (chaconistas, rubalcabistas, felipistas, guerristas, reformistas y el resto de sensibilidades) para acabar con los "ismos" que lo han llevado casi al precipicio. Él jura y perjura que cuando acabe esta Legislatura del pacto de izquierdas, que se supone aguantará los cuatro años, en 2016 y con 70 años, se jubilará de la política activa, pero me da la impresión de que lo dice con la boca pequeña. Porque si consigue sus objetivos, y hasta ahora ha tenido la suerte y por qué no decirlo, la inteligencia y mano izquierda para conseguir los difíciles retos que tenía por delante, es posible que sus miras futuras no se queden en Andalucía y sea capaz de afrontar expectativas de mucho mayor calado como podría ser. incluso, la Presidencia del Gobierno de la nación. Pero ciñémonos al presente, que en cuatro años pueden ocurrir muchas cosas. Griñán, de momento, tiene dos retos por delante a corto plazo.

El primero es hacerse con las riendas del PSOE andaluz, parte del cual sigue echando de menos las formas y los modos de sus viejos dirigentes como sus "enemigos íntimos" Manuel Chaves o Gaspar Zarrías, y se resiste a estar dirigido por esa nueva hornada de "griñaninis" que ha impuesto y que encabeza la todopoderosa secretaria de Organización y consejera de Presidencia e Igualdad, Susana Díaz. Para ello ha encargado a sus fieles escuderos de las distintas ejecutivas que vayan minando algunas de las actuales estructuras provinciales, principalmente en Cádiz, Jaén, Málaga, Córdoba y Sevilla, que aún se resisten al cambio. La idea es llegar al XII Congreso Regional del PSOE-A, que se celebrará en Almería entre el 6 y el 8 de julio, con todos los delegados controlados para evitar que se repitan escenas de división interna como ocurrió tanto en el anterior Congreso Extraordinario del pasado año en el que él fue elegido secretario general en sustitución de Chaves, como en el XXXVIII Congreso Federal de Sevilla que puso a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del partido y eligió a Pepe Griñán como presidente. Todo parece indicar que ya se han abierto las hostilidades en la provincia más rebelde, Cádiz, y que en las próximas semanas se puede producir un verdadero terremoto en algunas Ejecutivas. Griñán es paciente y sabe que antes o después, la "vieja guardia" tendrá que rendirse.

El segundo reto es conseguir que su Gobierno en la Junta de Andalucía se convierta en la verdadera oposición al Ejecutivo de Mariano Rajoy, por encima incluso de la oposición parlamentaria en el Congreso de los Diputados. Ya lo anunció en su discurso de Investidura y no ha tardado en ponerlo en práctica en las primeras reuniones de su nuevo Consejo de Gobierno. Sanidad, Educación y Servicios Sociales son las armas que va a esgrimir en esta batalla en la que va a estar apoyado por Diego Valderas. El gran problema es cómo va a conseguir el dinero suficiente para mantener el actual nivel de bienestar social sin que la Junta sobrepase los límites de endeudamiento que impone no sólo la Unión Europea y el Gobierno del PP, sino la propia Constitución reformada por el anterior Gobierno socialista de Zapatero. Por mucha insumisión fiscal que proponga su socio Valderas no parece que la Junta esté en disposición de contravenir las reglas del juego que afectan a todas las comunidades autónomas. Así que lo que le queda a Griñán es apelar al tan manido victimismo andaluz puesto en boga por los desaparecidos andalucistas y reivindicar unas inversiones recogidas en el Estatuto que el primero que no pagó fue el anterior Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. A estas alturas hablar de los incumplimientos del Gobierno central resulta cuando menos ridículo después de que Zapatero pagara la tan traída y llevada deuda histórica en solares invendibles. Pero es lo que nos queda. Para Griñán la única salida que le queda es el acoso a Rajoy que puede proporcionarle el ascenso hacia metas más altas. Y se va a empeñar en ello con uñas y dientes. Puede que, al final, seamos los andaluces los que paguemos los platos rotos de una política bastante egoísta, pero es lo que hemos votado esa mayoría que llaman "de izquierdas". No nos queda otro remedio que aguantar el tirón. Y el que venga detrás, que arrée.

P.D.-El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha propuesto el nombramiento de Felipe González como Hijo Predilecto de Sevilla. Por más que les pese a algunos, la propuesta le honra ya que no cabe la menor duda que González, durante su época de presidente del Gobierno, hizo y mucho, por su tierra natal. Desde la Expo al AVE, hay que agradecerle al ex presidente sevillano sus desvelos por sacar a Sevilla del atraso y la atonía en la que estaba sumida a finales del siglo pasado. Zoido no hace sino cumplir el deseo de muchos de sus conciudadanos que consideran clave para Sevilla el mandato del dirigente socialista sevillano. El gesto es todo un detalle por encima de las decisiones partidistas a las que tanto nos tienen acostumbrados nuestros políticos.