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El valor de los clásicos

El valor de los clásicos

jueves 31 de mayo de 2012, 19:29h
Que conste que no niego la validez de las nuevas propuestas cuando éstas rompen moldes establecidos, pero hay veces que uno se da cuenta del valor que tienen los clásicos, y no me refiero al Renacimiento ni al Siglo de Oro español, ni siquiera a la Generación del 98, sino a personas, instituciones, organismos y empresas de hace escasas décadas que han demostrado fehaciéntemente su enorme capacidad para dar un aldabonazo a la sociedad. En estos días han vuelto a reaparecer dos clásicos de muy distinto signo: la Coca-cola y Felipe González. Ustedes se preguntarán qué tiene que ver la multinacional yanqui de bebidas con el ex presidente del Gobierno español. Pues, bien, les explico. La primera acaba de hacer un anuncio que nos recuerda los mejores de toda su reciente historia -y hay bastantes espots de la marca como los navideños o aquellos alusivos a la chispa de la vida dignos de ser recordados- y que, en estos momentos, es una apuesta en toda regla para levantar el ánimo de un país sumido en la desesperanza. No se si lo han visto en televisión, pero es magnífico. 

El anuncio se titula "A por ellos" y tras unas imágenes de varios equipos de fútbol de Inglaterra, Francia, Alemania u Holanda y otras de la prensa extranjera en las que se habla de la crisis, de la deuda española, de la prima de riesgo, del "crack" de la Banca, del hundimiento de la Bolsa, de la corrupción política y de todas las desgracias económicas que nos rodean, se observa cómo unos hinchas de la selección española de fútbol, rompen en pedacitos estos periódicos y los lanzan como papelinas al terreno de juego. Les siguen otras imágenes alusivas a la solidaridad del pueblo español con los damnificados del terremoto de Lorca, con los transplantados, con la lucha solidaria contra el desastre del Prestige, con los éxitos del AVE, de las nuevas tecnologías, de los jóvenes en twiter que no tienen miedo al futuro y finaliza con la frase: "Vamos a demostrale a Europa de lo que somos capaces cuando estamos juntos". El espot, creado por alguna agencia para Coca-cola España es de los que llegan al fondo del corazón y te hacen reconciliarte con tu país. Entre la Coca-cola y la Cruzcampo, he vuelto a creer en las campañas publicitarias. Igual que felicité en su momento a Julio Cuesta, tendré que llamar un día de estos al jefe de Relaciones Externas de Rendelsur, Gabriel Dondra, con quien he compartido Eurocopa en Alemania, Austria y Suiza y Mundial en Sudáfrica para que transmita mi felicitación a sus jefes. Chapeau, Gabi, lo habéis bordado. Seguro que son muchos los receptores el anuncio que han recibido toda una inyección de moral optimista al verlo. Y, dadas las circunstancias adversas por las que atravesamos, eso es todo un bendito regalo en estos tiempos de crisis y zozobras.

El otro clásico en alza es el ex presidente del Gobierno, Felipe González. Por una vez y sin que sirva de precedente tengo que reconocer que ha puesto su categoría de estadista en retirada por encima de sus condiciones partidistas de líder del PSOE. El pasado domingo, en el Teatro Lope de Vega, durante el acto de entrega del titulo de Hijo Predilecto de Sevilla, Felipe hizo un discurso acorde con las circunstancias pidiendo la unión de todas las fuerzas poiticas para salvar lal crítica situación en que se encuentra España. No estaban presentes en el acto ni Rajoy ni Rubalcaba, pero sí Pepe Griñán y Javier Arenas, quienes recogieron el guante lanzado por González y en estos momentos tienen la suficiente fuerza para tasmitir a sus jefes de filas un mensaje que reclama buena parte del país. Hay que reconocerle a González que sabe estar a las duras y a las maduras y que, en momentos claves, es capaz de superar las lógicas diferencias políticas para pedirle a los suyos y a los contrarios un esfuerzo de concordia, unidad y consenso sin el que España difícilmente saldrá adelante. Esa amplitud de miras de la que parece carecer nuestra actual clase dirigente. es que la necesitamos en estos momentos.

Va siendo hora de que todos, por encima de las habituales rencillas y diferencias políticas, pongamos algo de nuestra parte y arrememos el hombro porque parece medianamente claro que aquí, o nos salvamos todos, o nos hundimos en este Titánic que acaba de chocar con el iceberg alemás. Mensajes como el del anuncio de la Coca-cola o como el discurso de Felpe González son unos salvavidas a los que tenemos que agarrarnos si no queremos morir en el intento. Bienvenidos sean ambos y seamos todos conscientes de que son esos los ejemplos que tenemos que seguir para salir cuanto antes del actual atolladero. El mundo tiene que saber de lo que somos capaces los españoles cuando estamos juntos. Pero tenemos que estar todos juntos para demostrárselo.     
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