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No hay dos sin tres

No hay dos sin tres

viernes 29 de junio de 2012, 09:23h
Acababa mi antepenútlimo artículo titulado "La Eurocopa de los PIGS" diciendo: "y que a semifinales llegaran Portugal y Grecia junto a España y Alemania. Sería el triunfo, pírrico, pero triunfo al fin y al cabo, de los "pigs" contra los nuevos ricos. Y, claro, que la final la jugáramos los españoles contra los alemanes y le ganáramos de penalty en el último minuto. Sufrir, sufriríamos, pero disfrutar no te quiero ni contar lo que disfrutariamos Y a la Merkel que le vayan dando por donde amargan los pepinos. Que se lo merece, vaya que si se lo merece ¡A por ellos, oe!". Bueno, pues a las semifinales hemos llegado tres de los cuatro PIGS, Portugal, España e Italia y, claro, cómo no, los alemanes de la froilen Merkel. Y, en contra de lo que casi todos preveíamos, la final del domingo, 1 de julio, no la vamos a jugar los españoles contra el panzer germano de los Ozil, Lahm, Khedira, Podolski o Gómez, sino con el otro "pigs", Italia, que se deshizo sin demasiados problemas de los todopoderosos hijos de la...Merkel. Resulta curioso contamplar como la mitad del equipo alemán lo forman jugadores procedentes de la inmigración turca, polaca, española o de países que ellos consideran casi del tercer mundo y a los que miran por encima del hombro cuando no nos desprecian orgullosamente como si se tratara de judios o gitanos en la Alemania nazi. Convendría que Europa lo tuviese en cuenta a la hora de negociar el futuro de la Unión.

Pero, en fin, a los que íbamos. Que doña Ángela se va a quedar con la miel en los labios de asistir como invitada especial al palco de honor del estadio ucraniano de Kiev y tendrá que conformarse con ver por la tele a los presidentes español e italiano, Mariano Rajoy y Mario Monti, junto al de la UEFA, el francés Michel Platini. Es una pena. A todos los españoles nos hubiera gustado verle la cara que se le iba a quedar cuando Iniesta, Navas o Xabi Alonso marcaran. Eurobonos no tendríamos, pero lo que es una alegría para el cuerpo en este vivo sin vivir en mí en el que nos tiene metidos con su cabezonería sí que nos íbamos a dar. A la Merkel le ocurre lo mismo que al entrenador del equipo alemán, Joachin Low, que cree que sus jugadores son superiores al resto  desde antes de iniciarse el campeonato. Algo que hay que demostrar en el terreno de juego y ante rivales de diferente calaña y estrategia. Después, claro, vienen las decepciones y a la señora que manda en Alemania le hace falta una cura de modestia si quiere seguir mangoneando como hasta ahora en Europa. A lo mejor Italia o España son capaces de plantarle cara y hacerla recapacitar para que todo este invento del euro no se vaya al carajo un día de estos.

Dice el eslógan de la cadena que retransmite los partidos que "no hay dos sin tres". Pero es sólo eso, un eslógan y no un auto de fe por mucho que estemos empeñados en creernoslo y por más interés que pongamos en que se cumpla en Ucrania. A mí, que quieren que les diga, me mosquea que Italia haya eliminado a Alemania. Yo le tenía ganas a los teutones y, pese al dicho de Gary Lineker ("el fútbo es un juego de once contra once en el que siempre ganan los alemanes"), me da la impresión que éstos eran más asequibles que los Pirlo, Buffon, Ballotelli y compañía que utilizan un juego marrullero y de contragolpe que nos puede hacer mucho daño. Sobre todo después de que Nadal haya quedado eliminado de Wimbledon. Además que eso de dos sin tres tiene su con que. Los españoles ya hemos visto en los últimos años que no hay dos sin tres millones de parados, ni dos recortes sin un tercero, ni dos Zapateros sin un Rajoy. Hay veces que más nos hubiera valido quedarnos con dos sin aspirar a un tercero y si no, que se lo pregunten a Rubalcaba o a Rajoy. Así que, pase lo que pase el domingo, debemos estar contentos con llegar hasta donde hemos llegado, a tres finales consecutivas cuando antes no pasábamos de cuartos. Y si suena la flauta, aunque sea por casualidad, bienvenida sea la melodía. Ya me lo contarán porque lo que es yo voy a estar a esas horas en el Palacio de Carlos V de Granada oyendo "El sombrero de tres picos" de Manuel de Falla interpretado por la Royal Philarmonic Orquesta. Increíble, ¿verdad? Pues es lo que hay. Ojalá y los goles de España resuenen entre el eco de los violines en la Alhambra y la desbordada alegría de los aficionados se oiga por encima de los timbales de la orquesta londinense. Sería un espléndido comienzo del verano. 
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