domingo 05 de agosto de 2012, 14:47h
El profesor Antón Costas ha resumido los
grandes problemas de España en pocas palabras. El primer problema es el
elevado endeudamiento, cuya causa inicial fue más el sector privado que
el sector público; el segundo, el sobrecoste o prima de riesgo que el
Tesoro español está pagando para financiar ese endeudamiento en los
mercados privados de capitales, y el tercero, la débil competitividad de
España en el mundo. La combinación de todos esos males es lo que limita
la capacidad de crecer y, por tanto, de crear empleo, que es lo que le
preocupa a la gente.
Mejorar la competitividad depende de
los españoles, pero las demás cosas no solo de los españoles: también de
la eurozona, es decir, de Alemania, que controla el Banco Central
Europeo como si fuese suyo. Dicho de otro modo: hay una parte de la
prima de riesgo que corresponde a España y otra al conjunto de la
eurozona, por las propias debilidades del euro. Si el BCE asumiera esto
debería aliviar la financiación de España, cuya economía en recesión no
puede soportar durante mucho tiempo costes financieros del 6-7%. Pero,
de momento, se resiste a hacerlo y cuando habla de echar una mano parece
más bien una mano al cuello del moribundo. En palabras del presidente
del BCE, Mario Draghi, a España le aguarda una condicionalidad
"estricta y efectiva", que se suma a la asociada a la línea de crédito
de hasta 100.000 millones para sanear y recapitalizar el sistema
financiero. Traducido: más ajuste y, en consecuencia, más recesión. Pero
por ahí no se llega a ninguna parte, por mucho que haya un segundo
rescate.
Ante esa tesitura, el Gobierno de Rajoy
debe escoger entre más sacrificios de sus ciudadanos para seguir en el
euro o salir del euro. Para lo primero apenas hay margen -la naranja
está tan exprimida que suelta poco zumo- y de lo segundo nadie quiere
hablar, temiendo consecuencias terribles en términos de empobrecimiento
general de España, fruto de lo que sería una devaluación sin
precedentes. ¿Solución? Alemania. ¿Clave a favor? EE UU y el FMI. Y no
por solidaridad con España, sino por su propio interés: la eurozona está
adentrándose en una nueva recesión que amenaza a la economía de EE UU,
donde Obama tiene pronto elecciones. Echarle una mano a España y a
Italia tiene un precio, pero aun siendo alto puede ser inferior al de
contaminar la eurozona y EE UU, cuya interdependencia es muy grande. Lo
dicho: aquí puede pasar aun de todo. Lo iremos viendo.
@J_L_Gomez
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
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