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Llanto por una atleta desconocida

Llanto por una atleta desconocida

lunes 20 de agosto de 2012, 20:02h
Conmovió al público del estadio Olímpico de Pekín y a los cientos de millones que veíamos por televisión aquella serie de los 200 metros femenina. Una participante, casi una niña de 17 años y mirada asustada, llegaba en solitario a la meta con 10 segundos de retraso respecto al resto de las atletas. El estadio se puso en pie y aplaudió a aquella muchacha perdedora y digna de la que, seguramente, nadie sabía ni que se llamaba Samia Yusuf y que había sido la abanderada de su país, Somalia, en le desfile de inauguración.

Es posible que tampoco muchos supieran siquiera dónde está Somalia, perdida entre eternas guerras en el Cuerno de África y sobre la que escribió Antonio Guterres, alto comisionado de la ONU para los Refugiados estas palabras sobrecogedoras: "He visto con mis propios ojos el profundo sufrimiento del pueblo somalí que busca seguridad y alimentos. Niños refugiados que mueren y sus madres, que se han convertido en esqueletos andantes, y están ante la disyuntiva de qué hijo salvar".

   Pero Samia se consideraba una privilegiada pese a la derrota: "Ha sido una experiencia bellísima, he portado la bandera de mi país, he desfilado con miles de atletas del mundo". Y volvió a Mogadisco y siguió entrenando sin importarle nada esa ventaja abrumadora que le habían sacado sus rivales. Siguió entrenando y soñaba con acudir a Londres, repetir esa "experiencia bellísima" de unos Juegos pese a los diez segundos perdidos en 200 metros. Pero pronto se dio cuenta de que en Somalia no había ni recursos económicos ni posibilidades de mejorar siquiera un poco, que dedicarse allí al atletismo era casi un imposible. Y quién sabe por qué, se le ocurrió la peor de las ideas, busco la más terrible de las soluciones.

   Mustafá Abdelaziz, su entrenador, contaba que Samia se embarcó este verano en una patera en Libia para intentar llegar a Italia y seguir allí su carrera deportiva ante la falta de recursos de su país. Su madre vendió incluso un pequeño terreno para financiar su viaje a las mafias que trafican en este negocio tremendo y que pudiera así cumplir su sueño y tener una vida alejada de las guerras y la pobreza.

   Pero la patera en la que se embarcó Samia tuvo que ser rescatada y apenas si quedaron supervivientes. Entre los nombres de los ahogados estaba el suyo: Samia Yusuf, atleta olímpica que nació en el país equivocado y en el peor de los momentos. No creo que estas cosas preocupen mucho al COI. No he leído nada sobre el tema. El COI está ahora mucho más preocupado por un estúpido anuncio de Phelps sacado antes de tiempo y que le puede costar al nadador sus medallas de Londres, que por esta chiquilla ahogada en su sueño a la que nadie le pidió nunca hacer publicidad.

   Se lo recuerdo desde aquí a esos señores tan preocupados por la ortodoxia que examinan con lupa los artículos de una ley absurda pero que miran hacia otro lado cuando salen a la luz los chanchullos dinerarios para encauzar algunos votos: Samia Yusuf, atleta olímpica, nació en 1991. Era la mayor de seis hermanos, hija de una vendedora de frutas en Somalia y su padre murió en uno de los eternos conflictos que se viven en el país. Ella también murió en uno de los múltiples conflictos que vivimos en el llamado primer mundo: ahogada en busca de sus sueños.
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