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Maragall, con un par

domingo 21 de octubre de 2007, 10:16h

Primero fueron los Juegos Olímpicos para Barcelona, luego el Estatut(o) y, ahora, Pasqual Maragall i Mira, se enfrenta con el mal de Alzheimer que le diagnosticaron hace unos meses. El duro, contradictorio, profuso, confuso, difuso y siempre genial personaje ha cogido –genio y figura-- el toro por los cuernos. Sin cortarse ni un pelo, ayer lo anunció públicamente. Su característica tenacidad rayana en la tozudez [Felipe González en los largos prolegómenos de los fastos de 1992 se refería a Maragall con el apelativo de “La gota malaya” y razones no le faltaban al entonces presidente del Gobierno] quizá no garantice un resultado favorable –dejémoslo en condicional—pero le augura una feroz pugna al mal de Alzheimer. En este caso –y es más que un deseo del columnista—es la enfermedad quien lleva las de perder.

Maragall, con un par, con toda naturalidad, ha puesto sobre el tapete algo que forma parte ya de las realidades de nuestro entorno: el Alzheimer, la pérdida de recuerdos, de memoria volitiva, la avería, en suma, de nuestro disco duro interno. Y esta contingencia nuestro hombre la afronta a su manera, en corto y por derecho, sin dramatizarla, pero sin ocultarla. “Tengo Alzheimer –nos dice--, bueno ¿y qué?”. Eso, ¿y qué?

Apenas un día antes de ese anuncio, antes de que, oficialmente, se le empezasen –que está por ver—a desdibujarse sus recuerdos, en unas declaraciones en Catalunya Ràdio, Pasqual Maragall hizo memoria de sus últimos cuatro años. Rodríguez Zapatero le dejó en la estacada y le obligó a no presentarse a la reelección como presidente de la Generalitat. También lo hizo con un par y con toda naturalidad. Era un reproche no sólo al actual secretario general del PSOE, sino a quienes, en sus últimos meses de su presidencia de aquel caótico primer tripartito, el de la reforma del Estatut(o), se dedicaron a ningunearle en unos casos y a ponerle palos en la rueda.

El columnista a estas alturas del texto vuelve a reiterar que por pocos –por no decir ninguno-- personajes de la vida pública española ha sentido tanto afecto personal ni tanto respeto intelectual como por Pasqual Maragall i Mira. Pero pocos personajes –por no decir ninguno—de la vida pública española han conseguido, en ocasiones, irritarme tanto como el ex presidente de la Generalitat y ex alcalde de Barcelona. El pasado de Maragall está ahí. Su presente es el de la lucha contra el mal de Alzheimer. Su futuro el que se vaya labrando, como siempre, él mismo. Pasqual, no afluxis. Collons!!!
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