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Una mujer presidenta, golpe al sexismo en la política

Una mujer presidenta, golpe al sexismo en la política

lunes 22 de octubre de 2007, 04:35h
La muy probable llegada a la presidencia de Argentina de Cristina Fernández de Kirchner representa otro golpe al sexismo en el ejercicio de la actividad política en el país, que ya había dado algunos pasos en ese sentido, pero el tratamiento que reciben la candidata oficialista y otras dirigentes muestra que hay mucho por andar todavía.

Como otros países, Argentina puso en práctica en 1993 una ley de "cupo femenino" o cuotas, que obliga a los partidos a colocar un mínimo de 30 por ciento de mujeres en las listas de cargos electivos, y no en cualquier posición, sino en condiciones de conseguir el puesto al votarse por nóminas completas.

Esa ley, 24.012, tuvo efectos directos y en 2004 la Cámara de Diputados quedó conformada con 33 por ciento de legisladoras mujeres, porción que se elevó a 43 por ciento en la Cámara de Senadores.

Pero esto no significa que política y culturalmente las capacidades de las mujeres para desempeñar cargos públicos sean reconocidas a cabalidad y que se hable de ellas como tema principal antes que el vestir, el andar, la cantidad de rimel.

Cuando a comienzos de año el presidente, Néstor Kirchner, no terminaba de definir completamente si se presentaría o no a la reelección, posibilidad que le concede la Constitución vigente, una parte de la prensa local se interrogaba si, en caso de que la candidata fuera Cristina Fernández, el presidente se mantendría como "el poder en las sombras".

Columnistas de lustre en varios medios se preguntaban si, en caso de llegar Cristina Fernández a la presidencia, le consultará o no a su esposo Néstor sobre algunos temas, al menos "los más importantes", o si él aceptará verdaderamente salir de la esfera de decisión. En cambio, no se leyeron ni oyeron preguntas en sentido contrario, esto es, si Cristina Fernández tendrá interés alguno en pedir "consejo" y si permitirá o no que el esposo se reserve alguna cuota de poder.

Las referencias continuas, persistentes, infaltables, sobre cómo se viste la senadora Fernández, sobre su supuesto "énfasis" a la hora de decidir sobre la indumentaria, su cabello y su maquillaje, también muestran cuál es la mirada que la prensa local expresa, quizá -a qué negarlo- reflejo del cuerpo social al que se dirige.

Pero no se piense que es esta una manía propia de periodistas varones, de ninguna manera. También periodistas mujeres portan esa mirada sexista, sin olvidar a adversarias políticas de Cristina Fernández, como la dirigente peronista (el mismo partido que los Kirchner) y esposa del ex presidente Eduardo Duhalde, Hilda González. Ella, que elige presentarse como dirigente más cercana al pueblo y en especial a los pobres, se muestra a menudo furiosa por el "glamour" de la senadora y muy probable futura presidenta, y lo presenta como evidencia de una frivolidad que preanuncia traiciones políticas.

En Argentina, pero en muchos otros lugares, las mujeres tienen que luchar mucho todavía para ser consideradas por sí mismas, por lo que se proponen hacer y por lo que piensan en política.

Periodistas locales, pero de otros países también, están empeñados en determinar cuánto se parece en estilo y entonación de voz la candidata oficialista con la esposa de Juan Domingo Perón, Eva, "Evita", la "abanderada de los humildes".

Hay quien encuentra que tonos, tensiones y vibraciones de los memorables discursos de Eva Perón ante los pobres son emulados por Cristina Fernández, a quien no se le concede el beneficio de la duda, al menos, de tener su tono, tensión y vibración propia.

Así como, fronteras afuera, no faltan periodistas y medios que necesitan establecer un parangón, y ponen a Cristina Fernández como una versión sudamericana de Hillary Clinton.

Y no es ella, la probable futura presidenta, la víctima única. La también candidata presidencial Elisa Carrió, ex radical, fue objetivo también de referencias incontables sobre sus tratamientos para adelgazar.
El relato sobre aumento o baja de peso por parte de Elisa Carrió encabezó durante un largo período las crónicas de sus acciones políticas, mucho antes que sus ideas, propuestas o críticas.

Pero andando se hizo camino. La sola posibilidad de que una mujer sea la más votadas el domingo 28, y otra mujer la segunda, muestra que al menos en parte Argentina va dejando atrás uno de sus males.
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