Del día del Pilar al de los toros

El ex alcalde socialista de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, aplicando su progresía políticamente correcta y la multiculturalidad de la Alianza de las Civilizaciones de su jefe y amigo, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió hace unos años cambiarle el nombre a la Avenida de la Raza, paralela al paseo de la Palmera, por el de Avenida de las Razas quizás porque eso de la Raza sonaba a película franquista y porque en una ciudad en la que los chinos son los únicos que actualmente hacen negocio, ese singular sinónimo de estirpe, linaje o casta alusivo a los españoles que conquistaron el Nuevo Mundo, quedaba bastante lejos de la realidad globalizadora en la que nos movemos en estos momentos. Y, claro, ahora que marroquíes, senegaleses, rumanos, sudamericanos, pueblan los barrios más populosos de la capital de Andalucía, eso de la Raza queda como algo pobre e impersonal. ¡Cómo hemos cambiado!. Cualquiera le dice al presidente venezolano Hugo Chávez o a la argentina Cristina Fernández que celebren el 12 de octubre, que como todos saben, menos los alumnos catalanes de la ESO, fue el día en que Cristóbal Colón descubrió América.

Viene todo esto a cuento porque con motivo del Día del Pilar, y dada la perra que ha cogido los catalanes con su independencia y su odio a España y a todo lo español, uno echa la vista atrás y recuerda que cuando era niño, el 12 de octubre se celebraba, además de la festividad de la Virgen del Pilar, la Fiesta de la Raza o la Fiesta de la Hispanidad. Entonces, con Franco aún vivo y la dictadura vigente y en pleno esplendor, lo de la Hispanidad o lo de la Raza era todo un símbolo, un recuerdo manipulado por el poder del vasto imperio español de Felipe II en el que no se ponía el sol y que se fue al carajo en 1898. El 12 de octubre sigue siendo fiesta, no como el 25 de julio, día de Santiago, patrón de España, que incomprensiblemente ha desaparecido del calendario festivo en un abrir y cerrar de ojos, pero ahora se celebra, con desfile militar incluído, la Fiesta Nacional de España, que más que una conmemoración del Estado parece un cartel taurino.

Porque, seamos sinceros, mientras Francia celebra el 14 de julio o Estados Unidos el 4 del mismo mes sus respectivas fiestas nacionales y todo el mundo se echa a la calle con la bandera del país, orgullosos de ser franceses o americanos, aquí aprovechamos nuestra fiesta nacional para irnos de puente a la playa o la montaña "pasando un taco" de la españolidad que nos une o nos desune. Como ahora resulta que cada una de las diecisiete comunidades autónomas que conforman el Estado español, tiene su propia fiesta nacional, la de todos los españoles ha quedado un  poco al margen y va perdiendo categoría conforme avanzan los años. No crean que estoy a favor o en contra, simplemente reflejo un hecho tal y como es. Lo que sí es criticable es que en esta fecha de la Fiesta Nacional de España, no estén presentes en Madrid, en el desfile de unas fuerzas armadas, que son de todas y cada una de las comunidades e incluso de diversos países sudamericanos, todos los presidentes autonómicos, sean partidarios o no de la independencia, del federalismo cooperativo o del centralismo. Este año han faltado ocho de los dieciséis. Unos, como Arturo Mas, por su derrota independentista, otros, como el vasco Pachi López, o el gallego Alberto Núñez Feijoo, por estar enfrascados en plena campaña electoral, y otros, como el andaluz Pepe Griñán, porque simplemente no le apetecía. Ejemplar. Una actitud que dice poco en favor de unos políticos que han sido elegidos por una comunidad, Andalucía, en cuyo himno se dice aquello de "por sí, por España y la Humanidad".

Vamos a ver en qué queda todo este lío porque tiene pinta de que España vaya perdiendo poco a poco su Fiesta Nacional en beneficio de las fiestas comunitarias y hasta es posible que en pocos años, la Diada del 11 de septiembre pueda ser considerada como Día Nacional de Cataluña dentro de la Unión Europea. Y después vendrás los vascos, los gallegos -al menos estos últimos lo celebran el día de Santiago- o los andaluces del 28 de febrero. Todo se andará