La clave está en Cataluña

Mientras en la madrileña sede de Ferraz comenzaban a afilarse los cuchillos que ya pedían la cabeza de un desaparecido Alfredo Pérez Rubalcaba, en la sevillana calle de San Vicente alguno disimulaba su sonrisa y brindaba con manzanilla y Cruzcampo por el batacazo de los dos Pachis -López y Vázquez- en las elecciones vascas y gallegas del domingo. Y es que desde el pasado 20-N, y ya va a hacer un año, el PSOE liderado por Rubalcaba no hace sino cosechar derrota tras derrota, cada vez más humillante en un partido que se considera depositario casi único de los valores de la izquierda española. Y aunque Pepe Griñán también fue superado el 15-M por el PP de Javier Arenas en Andalucía, es al menos el único de los líderes socialistas que ha aguantado en el poder gracias a sus pactos con IULV-CA. Quizás por ello, y por su habilidad para nadar entre dos aguas y mantenerse a flote, Griñán se ha convertido en el verdadero referente de un PSOE que está atravesando los peores momentos de su historia desde el inicio del periodo democrático. Parece medianamente claro que el desastre gallego y vasco le va a pasar factura al secretario general del PSOE quien cada día tiene menos papeletas para ser el candidato a las próximas eleciones generales. Y son muchos los que está ya buscando un recambio que, desde luego, tampoco es la ex ministra catalanoalmeriense Carmen Chacón.

El caso es que se oyen algunas voces que propugnan el ascenso a las alturas de Pepe Griñán si no como recambio de un Rubalcaba quemado, si al menos como un sustituto temporal hasta que el partido encuentre el lider que pueda guiarle a un futuro enfrentamiento con Rajoy en igualdad de condiciones, un mirlo blanco estilo José Luis Rodríguez Zapatero pero con los pies en la tierra y sin la ceguera ni las utopías e idioteces imposibles del ex presidente del Gobierno. De momento ese candidato no existe por más que algunos quieran recuperar al derrotado Pachi López para que desembarque en Madrid. Pepe Griñán, desde la presidencia del partido, tiene mucho que decir y, de hecho, no ha desaprovechado la ocasión para anunciar sus intenciones: "A partir de ahora -ha dicho en Écija- se va a ver la presencia de Andalucía en el debate político nacional". Más claro, agua. De hecho, ante la total inoperancia opositora de Rubalcaba en Madrid, Griñán se ha encargado estos meses, desde su toma de posesión como presidente de la Junta de Andalucía, de encabezar la política anti Rajoy desde su despacho del Palacio de San Telmo. Su juego del palo y la zanahoria con el ministro Cristóbal Montoro y su apoyo a las movilizaciones sindicales y estudiantiles contra la política económica del PP, le han colocado como uno de los líderes socialistas más valorados con proyección nacional. Algo que hace tan sólo un año era una utopía para el heredero a dedo de Manuel Chaves a quien ninguneaban en Ferraz.

Hay que reconocer que estratégicamente Pepe Griñán ha sabido mover sus hilos a la perfección. Pese a no ser nadie dentro del aparato socialista, se hizo con el control del partido en Andalucía pese a la oposición de su mentor Chaves y de su alter ego, Gaspar Zarrías; consiguió que, pese a apoyar a la derrotada Carmen Chacón, Rubalcaba le nombrara presidente del nuevo PSOE surgido del Congreso de Sevilla; mantuvo contra todo pronóstico la Presidencia de la Junta de Andalucía gracias a su pacto con la IULV-CA de Diego Valderas, y ahora está en condiciones inmejorables para relevar a su enemigo íntimo aunque para ello tenga que hacer de tripas corazón y pactar con algunos andaluces en Madrid con lo que no les une las mejores relaciones.

De todas formas habrá que esperar un mes para ver los próximos movimientos. Las elecciones catalanas del 25 de noviembre va a ser clave en el futuro tanto de Alfredo Pérez Rubalcaba como de Pepe Griñán. Un nuevo descalabro electoral socialista, por otra parte bastante previsible, podría acelerar los trámites para la renuncia definitiva del actual jefe de la oposición y su relevo por el líder socialista que en estos momentos acumula el mayor poder dentro del Estado y que propone un modelo federalista cooperativo que podría confrontar al independentismo soberanista de Arturo Mas y del nuevo lendakari vasco Iñigo Urkullu, Quizás el entendimiento entre ambos pueda estar la salida del lío en que nos estamos metiendo. "Luchamos por una España solidaria, cooperativa en un modelo federal pero donde se reconozca el valor y la capacidad que tiene nuestro país", ha dicho el presidente de la Junta, quien añade que Andalucía en ese sentido "no se puede ver excluida y va a jugar una presencia fundamental; lo que es bueno para España es bueno para Andalucía". Mientras tanto, Rubalcaba calla y está desaparecido en combate. A buen entendedor, pocas palabras bastan.