La "carita' del Rodríguez

Acabáramos. Comisiones Obreras, el sindicato horizontal (por lo poco que la doblan sus dirigentes) de Ignacio Fernández Toxo y Francisco Carbonero ha descubierto ahora que Cáritas es algo similar a la mafia o a los hermanos musulmanes porque da de comer a miles de personas sin pedirles el carné. Claro, ellos, los sindicalistas españoles, están acostumbrados a llevar el carné en la boca para recibir las subvenciones públicas que no entienden que alguien haga algo por la cara bonita de Cáritas sin pertenecer a una central sindical o a un partido político. El secretario general de CC.OO. de Córdoba, un tal Rafael Rodríguez, se ha enfadado mucho con la ONG católica porque ésta ha abierto un economato en el barrio obrero de Las Margaritas en el que han puesto los precios de los productos básicos al veinte por ciento de su valor. Y naturalmente, para evitar la picaresca ha pedido que quienes acudan al economato se saquen una tarjeta identificatica.


Yo no sé si la señora del tal Rodríguez (¿a qué me sonará a mi ese apellido?) regenta un supermercado, pero el sindicalista no se ha cortado un pelo de los escasos que le quedan para arremeter contra la iglesia católica por hacer una labor social que, según su ideología, debería competer solamente a los progresistas de izquierdas como él y sus camaradas. Pero, claro, como tanto él como sus camaradas a lo más que llegan es a convocar una huelga general y a asaltar mercadonas, bancos y hoteles rurales sin que los miles de parados les importen un comino, pues, nada, a cargar contra Cáritas que es una de las escasas organizaciones que está dando de verdad la cara contra la miseria que invade cada día más a las clases más desfavorecidas de la sociedad andaluza.

Hombre, puestos a hacer comparaciones odiosas, me da la impresión que tanto Comisiones Obreras como la UGT se parecen más a la mafia sicilana que Cáritas. Sobre todo por los métodos de coacción de sus piquetes "informativos" en las huelgas generales, que no se recatan en amenazar violentamente a quienes no secundan sus propuestas. Que yo sepa, la ONG católica no exige llevar una banderita del Vaticano ni rezar un padrenuestro para ir a comprar al economato en cuestión o para acceder a sus comedores. No como algunos que cada vez que salen a la calle van provistos de sus enseñas rojas o tricolores y entonan lo de la "famélica legión" como si ello diera pasaporte de progresismo. Es lo malo que tiene esto de comulgar con las ruedas de molino de la nueva progresía que en los últimos tiempos ha invadido todos los estamentos sociales con una especie de patente de corso sobre las conciencias. Todo lo que dice la izquierda, o la supuesta izquierda que uno ya no sabe quién es quién, parece estar bendecido por una especie de ser supremo que, como el Gran Hermano de Orwell, nos muestra a todos el bien y el mal pasado por su especial tamiz ideológico.

Yo le pediría al secretario general de CC.OO. de Andalucía, Francisco Carbonero, a quien considero una persona medianamente razonable, que desautorizara publicamente a su camarada Rodríguez (¡Ah! ya sé a quien me recordaba el apellido, a Zapatero, lagarto, lagarto!) e hiciera unas declaraciones a favor de la ingente labor que Cáritas está desarrollando en estos tiempos tan difíciles gracias a los donativos altruitas de muchos fieles católicos. Que no se comulgue con unas creencias religiosas no debería impedir que se reconozca el esfuerzo que está realizando una organización dependiente de la Iglesia católica. No hacerlo y empecinarse en el error sería cerrar los ojos ante la realidad. Con un millón y medio de parados y miles de familias en la más absoluta indigencia, denigrar u obviar el trabajo de Cáritas supone algo así como insultar a los miles de andaluces que, gracias a esta ONG, pueden comer todos los días. Aunque quizás a algunos sindicalistas ésto les parezca algo similar a la compra de votos de los caciques del siglo XIX. En el fondo, Cáritas hace lo que debe y el tal Rodríguez lo único que ha demostrado ser con sus descalificacions es un "carita de merluzo". Peor para él. Además, se va a condenar.