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Tontos con balcones a la calle

Tontos con balcones a la calle

domingo 18 de noviembre de 2012, 10:10h
El PSOE ha vuelto a perder otra gran oportunidad sl no firmar con el Gobierno el acuerdo anti deshaucios. Una más. Y van...ni se sabe. Sinceramente, yo no me creo que Alfredo Pérez Rubalcaba sea tan tonto como lo pintan sus compañeros de partido. El secretario general de los socialistas era en tiempos de Zapatero el "maquiavelo" del PSOE, la cabeza mejor amueblada, el hombre que todo lo controlaba y que maquinó desde las manifestaciones antichapapote a las que, bajo el eslógan de "queremos un Gobierno que no nos engañe" precedieron en toda España a las elecciones que perdió Mariano Rajoy tras el trágico atentado del 11-M. Hubo quien hasta llegó a acusarle de ser el instigador de la masacre que le dio la primera victoria a Zapatero. No se entiende por lo tanto su actual pasividad y su ausencia de decisión en unos momentos claves para el socialismo español. A no ser, claro, que las sucesivas derrotas sufridas (municipales, generales, autonómicas, Galicia, País Vasco y presumiblemente, Cataluña) hayan hecho mella en su capacidad de liderazgo y haya decidido tirar la toalla definitivamente y dejar todo en manos de sus colaboradores más cercanos (Elena Valenciano, Soraya Rodríguez, Eduardo Madina) de quienes se puede decir cualquier cosa menos que sean unos excelentes estrategas políticos. Y Así le van las cosas.

En Andalucía teníamos otro Rubalcaba que controlaba a la Junta y al partido y que Pepe Griñán supo quitarse de enmedio a tiempo cuando Manuel Chaves se marchó a Madrid a dilapidar lastimosamente su larga carrera política en un Ministerio y una Vicepresidencia que nunca supimos para qué contri servía. Ese hombre no era otro que el todopoderoso cazalillero Gaspar Zarrías Arévalo, quien en estos momentos es un simple diputado de a pie que sólo maneja a los socialistas jiennenses que siguen guardándole una fidelidad a prueba de bombas. Cualquiera que haya seguido la política andaluza en los últimos veinte años no puede entender cómo un partido hegemónico como el PSOE andaluz, que controlaba con mano de hierro desde la Junta hasta los barrios de casi todas las ciudades ha podido ir perdiendo poco a poco parcelas tan importantes del poder y, lo que es peor, cómo ha jubilado prematuramente a todos aquellos líderes históricos que se conocían al dedillo las estructuras y las claves necesarias para barrer en todas las elecciones.

Dice el refrán español que "en el país de los ciegos, el tuerto es rey". Y Pepe Griñán ha sabido aplicar el adaggio a la perfección rodeándose de una serie de colaboradores a los que se le puede aplicar el apelativo de, como decimos por aquí abajo, "tontos con balcones a la calle", es decir, tontos, tontos de baba que se limitan a repetir, como en un disco rallado, las consignas que le vienen dictadas de San Telmo (sede de la Presidencia de la Junta) o de San Vicente (sede del PSOE de Andalucía). Unas consignas que muchas veces rayan lo sublime y otras rozan lo cutre o lo disparatado. Los Mario Jiménez, Susana Díaz, Juan María Cornejo o Verónica Pérez no tienen ni la capacidad intelectual ni le llegan a las suelas de los zapatos de Gaspar Zarrías, de Pepe Caballos o de la propia presidenta del partido, Amparo Rubiales. No es que Griñán sea Einstein aunque él se crea un fuera de serie, lo que ocurre es que, comparado con sus colaboradores actuales resulta todo un superdotado. Y como resulta que va a ser casi el único dirigente socialista que detente algo de poder en todo el territorio nacional (aunque sea gracias al apoyo de IULV-CA), pues blanco y en botella, tiene muchas papeletas para que resulte elegido sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba ante un más que previsible congreso extraordinario del PSOE.

Estamos a una semana de las elecciones catalanas y todo parece indicar que Arturo Más va a ganar su primer envite para preparar el futuro órdago independentista. Da igual que consiga o no la mayoría absoluta. tiene asegurada la Presidencia de la Generalidad catalana gracias al apoyo de otras fuerzas que buscan los mismos objetivos finales. Eso no va a ser lo peor. Lo peor será que el PSC de Pedro (Pere) Navarro puede quedar como tercera fuerza politica catalana detrás incluso del PP de Alicia Sánchez Camacho. Y eso significaría que o el PSOE se da prisa en renovar sus estructuras o le espera una larga travesía del desierto que no es nada conveniente para el Estado español en estos difíciles momentos de crisis y crispación política. ¡Que Pepe (Griñán) venga cuanto antes a salvarnos! La respuesta no se va a hacer esperar mucho tiempo. Será dentro de siete días.
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