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Felices Pascuas y que 2013 nos dé un respiro

Felices Pascuas y que 2013 nos dé un respiro

lunes 24 de diciembre de 2012, 08:53h
Al contrario que mi presidente, Pepe Griñán, que desde que gobierna en coalición con Izquierda Unida no quiere saber nada de las tradicionales fiestas navideñas y recurre al tópico de la solidaridad, voy a felicitar a mis lectores en las Pascuas como se ha hecho siempre y desearles un próspero año nuevo aunque sé que es sólo un deseo de difícil y casi milagroso cumplimiento. De momento, me imagino que a la gran mayoría de ustedes le ha ocurrido igual que a mí, el sorteo de la Lotería Nacional (que es lo poco Nacional que nos va quedando) ha pasado con más pena que gloria dejando mis bolsillos incluso algo más vacíos de lo que ya estaban el día 22 y eso que este año me he negado en redondo a adquirir las docenas de participaciones de cinco o diez euros que me ofrecían amigos, ex compañeros, colegas, hermandades y cofradías y conocidos. La suerte me ha vuelto a ser esquiva (este año excesivamente esquiva) aunque seguiré fiel a mi primitiva y a mi euromillón en espera de que cambie la racha. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde.

Pero centrémonos en el tema de este artículo, que no es otro que compartir con todos ustedes estos días que si hay un calificativo que los defina, sin duda es el de "entrañables". Lo de la felicidad, la paz, la solidaridad, la alegría son tópicos, meras palabras vacías de contenido real. Porque no hay nada más triste que una cena de Nochebuena en familia en la que siempre se echa de menos a los que faltan que, por ley de vida o por circunstancias especiales, cada año son mas. Así que de alegría y felicidad, nada de nada. En cuanto a la paz y a la solidaridad, qué les voy a contar que ustedes no sepan. Cenar acompañado de ese cuñado a quien no tragas, de esa suegra de la que echas pestes o de esos sobrinitos que no te dejan tranquilo ni a la hora de pelar una gamba, tiene poco de solidario y menos aún de pacífico. Sobre todo porque en tu fuero más interno está deseando darles un par de sopapos a los niños a ver si te dejan en paz de una puñetera vez y decirle cuatro verdades a tu cuñado, a tu suegra e incluso a la parienta para dejar las cosas medianamente claras de una vez por todas.

¿Y qué me dicen de la cena de Nochebuena? ¿no quedábamos en que estábamos en crisis, que nos habían recortado el sueldo y nos habían quietado la paga de Navidad? ¡Anda que...! Observando el menú, así sobre la marcha, parece que nos ha tocado el gordo de la Lotería. A saber, entradas con gambas de Huelva, quisquillas de Motril, jamón y caña de lomo de Jabugo, foie francés, patés de perdiz y ciervo de Jaén, mojama y huevas de maruca de Barbate, empanadillas de la abuela, reservas de tinto de Ribera del Duero, Rioja y Somontano, de plato principal cordero lechal y pularda rellena, para acabar esa "cena solidaria" con mazapán, turrones, frutas escarchadas y marrón glacé para acompañar una buen cava catalán y el posterior gin-tonic. Que no nos falte de na. Y hay que reservarse porque doce o trece horas después, a las tres de la tarde del día 25, toca la comida de Navidad que tampoco se queda atrás.

Quiérase o no, este exceso de gula típico de los patricios romanos y la pasada de alcohol típica de los novelistas de la Generación Perdida, te pasan factura, y no sólo en los bolsillos, que también, sino en la báscula y en el colesterol malo, ese que el médico te dice que vigiles con atención aunque tú no le hagas ni puñetero caso. Hay que andarse con mucho cuidado porque aún estan por llegar la también copiosa cena del Fin de Año, la comida del Año Nuevo y la de los Reyes Magos con su roscón que no es sino la puerta que abre de nuevo tu casa al deprimente panorama exterior de la crisis y la prima de riesgo.

Si pese a todo usted es de los que piensan que un día es un día y que las Navidades están para celebrarlas por todo lo alto, no me queda más remedio que aplaudirle, darle la enhorabhena, gritarle un ¡ole sus cataplines! y, como no, volverle a desear unas muy, pero que muy felices Pascuas y un próspero año nuevo 2013. Que lo disfrute mientras se pueda. Y que ojalá los Reyes Magos, esos que el Papa dice que venian de Tartessos, le colmen de regalos.       


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