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Los Reyes Magos son los padres

Los Reyes Magos son los padres

viernes 04 de enero de 2013, 13:55h
Cada día me convenzo más de que somos un país de tontos del haba, de tontos con balcones a la calle, de corderitos incautos a los que los políticos manejan a su antojo. Es algo cíclico. Cada cierto tiempo los señores que nos gobiernan, ya sea del partido que sean, sacan a la luz un asunto que no merece ni un minuto de nuestro tiempo y se encargan de engordar la bola de nieve en sus televisiones, sus radios y sus periódicos para que todo el mundo acabe hablando sobre él como si se tratase de algo trascendental en nuestras vidas. Zapatero y los suyos eran verdaderos expertos en lo que yo llamaba el "macguffin" (búsquelo en Google) de los políticos, es decir, en derivar los asuntos verdaderamente importantes hacia polémicas intrascendentes, ya fuera el matrimonio homosexual, ya la ley antitabaco, ya la limitación de la velocidad en las autopistas, ya la píldora postcoital para que la gente, que insisto somos tontos con balcones a la calle, nos enredáramos en discusiones sobe el sexo de los ángeles y cerráramos los ojos ante lo que se nos venía encima. Así pasó lo que pasó y ahora estamos pagando los platos rotos de unos Gobiernos que dilapidaron miles de millones de euros que no teníamos en pagar gilipolleces -¿se acuerdan del famoso Plan E?- que les sirvieran a ellos para mantenerse en el poder. Y no sean condescendientes. Si el PSOE utilizaba estas "armas de distracción masiva", que decían, inventaba Rubalcaba, el PP no le va a la zaga aunque hay que reconocer que los populares de Rajoy no tienen ni la rebuscada estrategia, ni la habilidad ni los poderosos medios de confusión de masas para que todos los tertulianos del mundo mundial teorizaran sobre lo divino y lo humano.

Si algo hay que agradecerle a Zapatero es que nos bajase del burro, que abriese los ojos a todos los españoles sobre el verdadero caracter de la clase política, que pusiese al descubierto la falacia de eso del sacrificio personal de los servidores públicos y que descubriéramos que una buena parte de los políticos que nos gobiernan no están en el cargo para servir a los demás, rimbombante eufemismo, sino para servirse de él. Para que lo entiendan, Zapatero nos hizo ver a todos los españoles que los Reyes Magos son los padres, que Gobierno, oposición, ministros, subsecretarios, consejeros, diputados, senadores, diputados autonómicos y provinciales, alcaldes, concejales y toda la ralea que compone la clase política se han convertido de la noche a la mañana en uno de los problemas que más preocupan a la sociedad española. Nos ha pasado lo que les ocurre a todos nuestros hijos cuando llegan a los cinco o seis años, que descubren que ni Papá Nöel es ese mago navideño de la barba blanca y el jo, jo, jo que adelanta regalos, ni Melchor, Gaspar y Baltasar son esos ancianos mágicos que entran por la ventana en la noche del 5 de enero para beberse el anís y dejar el suelo cubierto de juguetes. Nosotros, a estas alturas de la película, algo más mayorcitos, contemplamos con desilusión que esa clase poítica tan valorada y encumbrada durante todo el periodo de la transición, no es sino un remedo de mangantes y aprovechados (salvando honrosas excepciones) que viven, y bastante bien, por cierto, del presupuesto que pagamos todos los españoles.

¿Qué corolario se desprende de tamaña desilusión? Pues que la gran mayoría del electorado deja de creer ciegamente en que los políticos van a solucionarnos los problemas, que sus programas electorales son papel mojado o mentiras en negro sobre blanco y que el futuro de las democracias occidentales pasa por reestructurar el sistema, recortar puestos superfluos y exigirles a los gobernantes responsabilidades civiles y hasta penales sobre sus actos. A mi me pasa lo que a mi tocayo el Papa Benedicto XVI, que a casi mis sesenta años he descubierto que no había ni mula ni buey en el portal y que los Reyes Magos o no existieron o eran andaluces de Doñana, que es lo mismo que decir que pasaban por Belén en romería como podían haber pasado por Lepe. Como Rajoy, Rubalcaba, Griñán, Mas, Urkullu y todos los demás dirigentes a lo mejor siguen creyendo en los Reyes Magos, más por interés personal que por convicción propia, yo les aconsejaría que les escribiesen una carta urgente en la que les pidieran consejo para que los españoles volvieran a confiar en ellos porque las cosas también se les pueden complicar como ellos se han encargado de complicarnoslas a todos nosotros. Y a todos ustedes, que no tienen culpa y están pagando los platos rotos de nuestros políticos, ¡Que los Reyes Magos les sean propicios!  
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