Nacionalistas susceptibles

No oculto que, a veces, me da por pensar que la culpa de la vacuidad del debate político en los medios de comunicación se debe a los propios periodistas que plantean cuestiones obvias a políticos más que mediocres que contestan siempre con un ejercicio de victimismo cansino y desesperante. Nada más juicioso que dejar a los militares fuera del debate político en una España donde la situación actual de sus Fuerzas Armadas es modélica por su dedicación exclusiva a sus quehaceres profesionales. Por supuesto que cada militar como ciudadano tiene sus propias opiniones políticas y vota a quien le parece cada vez que se presenta la ocasión, pero a nadie se le pasa por la cabeza rondar la idea de algún planteamiento fuera de los cauces estrictamente castrenses.

Algunos portavoces nacionalistas catalanes y vascos consideran una provocación las palabras del ministro de Defensa, Pedro Morenés, durante la celebración de la Pascua Militar, de subrayar que las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil garantizan la seguridad y la defensa de España y anteponen el cumplimiento de su deber constitucional a cualquier anhelo o interés particular de sus miembros sin caer en absurdas provocaciones. Creo que las palabras del ministro de Defensa se ajustan a la mejor realidad posible que podemos desear los españoles de nuestros militares y que se dirigen más hacia los casos muy aislados que han insinuado la posibilidad de una reacción altisonante del estamento militar a la deriva soberanista de algunos políticos en Cataluña.

Lo que es más que curioso, por no decir indignante, es que la presidenta del Parlamento catalán, Nuria de Gispert, considere que estas ciertas provocaciones de Pedro Morenés no deben preocuparles, que su reacción deber ser dialogar y continuar con los trámites para celebrar la consulta soberanista. ¡Claro! Lo del ministro es una cierta provocación y lo de no cumplir la Constitución y las leyes con una consulta ilegal es... ¡pues eso! que el pueblo catalán quiere decidir su futuro y los demás a callar. Da la casualidad de que no es el pueblo catalán quien respalda a la Sra. Gispert y a su jefe el Sr. Mas, sino una parte, importante sin duda, pero sólo una parte y lo que es inadmisible es que pretendan vulnerar la Ley impunemente por sus intereses políticos personales y partidistas.