www.diariocritico.com
Alguna buena noticia, por caridad

Alguna buena noticia, por caridad

domingo 24 de febrero de 2013, 11:09h
Andamos como entrando en una era de desconcierto europeo. Una declaración pesimista de Olli Rehn, el comisario económico europeo, es susceptible -quién se lo iba a decir a él hace unos pocos años-de hacer bajar las bolsas y subir las primas de riesgo. Me encuentro en un rápido viaje profesional por Italia y Francia y palpo ese desconcierto, sobre todo en lo que toca a los países mediterráneos de la UE, en las portadas de todos los periódicos, que aseguran mirar con preocupación a Roma -las elecciones se siguen con más pasión fuera de Italia que dentro--, a París, a Madrid y a Lisboa; Grecia parece haber sido dejada ya en un olvido casi permanente, por lo que se ve. En todas partes el agobio reclama buenas noticias, alguna buena noticia.
 
Y hablando de buenas noticias: reconozco que no acabo de entender el tono satisfecho con el que Mariano Rajoy nos explicaba, desde el debate sobre el estado de la nación la semana pasada, lo bien que nos está yendo en una Europa que nos va a perdonar -o no-algún cuartillo en las exigencias de déficit y que se muestra comprensiva --¿o no?-- cuando de trapisondas y corruptelas se trata. Al fin y al cabo, dicen algunos monclovitas, en todas partes cuecen habas y, si no, mírese el caso del ex superbanco Monte dei Paschi di Siena en esa Italia que se interroga por su porvenir inmediato.
 
Claro que no en todas partes coinciden casos de escándalos que afectan a la jefatura del Estado  --ahora Urdangarín y lo que colea de su comparecencia judicial--, al partido gobernante -ahí está la declaración de Bárcenas ante el juez, este lunes--, a algún partido de la oposición -por ejemplo, el 'affaire' del espionaje conectado con la ilegalidad de 'Método 3'--, a otras instituciones...No en todas partes hay decenas de documentos, altamente comprometedores para el poder, revoloteando por ahí, a punto de hacer estallar el delicado equilibrio en el que se sustenta la moral de la nación. Y me parece que no en todas partes se da una parálisis de la sociedad civil, parálisis impulsada desde los poderes públicos, como en España. Y todo eso, sin contar con los conflictos territoriales, que no existen ni en Portugal, ni en Francia y solo mínimamente, ahora, en Italia.
 
Así que tampoco he llegado a comprender del todo el patente contento consigo mismo de Rajoy hablando -o no-de cuestiones internas. Le voy a decir a usted, amable lector, mi verdad: España es un gran país, mirado con evidente preocupación por los poderes europeos, paralizado por una crisis política más que  económica -la una tira de la otra--, con una quiebra más aparente que real en la jefatura del Estado y pidiendo a gritos un gran acuerdo nacional, que incluya a los inmovilistas sindicatos, para hacer esas reformas profundas tan necesarias, incluyendo el plano territorial.
 
Puede que Europa ande reclamando, como por caridad, alguna buena noticia. Los españoles necesitamos una decena de ellas, y tengo la sensación de que producirlas no sería tan difícil. Basta con no dejar que los problemas se pudran, añadir algunas gotas de autocrítica, un litro de ideas nuevas y agitar vigorosamente, antes de servir ese cóctel frío. Claro que, antes, el barman y sus ayudantes deben dejar de mirar hacia otro lado, felices como están de ver a tantos clientes en la barra del bar. Eso sí, todos ellos están, estamos, inatendidos.


>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios