www.diariocritico.com
Políticos siempre bajo sospecha

Políticos siempre bajo sospecha

lunes 01 de abril de 2013, 18:15h
Ser político se está convirtiendo en un oficio bastante duro. El repaso del pasado en el que estos días nos ejercitamos ha devenido en una 'causa general' contra quien ejerce o ha ejercido de representante de los ciudadanos. Lo cual, en unos casos está justificado  --duro con ellos-- y, en otros, no tanto.
 
Para empezar sin rodeos, diré que no me parece bastante razón para hacer dimitir a un político el hecho de que aparezcan unas fotografías del tal en el barco de un delincuente, con quien aparentemente mantenía buenas relaciones hace veinte años. Por mucho que el tal político, me refiero, claro, a Alberto Núñez Feijoo, haya sido en el pasado un bocazas que reclamó para un contrincante (Anxo Quintana, del BNG) un trato semejante al que ahora piden para él los del Bloque, es decir, que se marche, por un 'delito' semejante: aparecer en una fotografía con persona cuestionable. No; estar en la cubierta de un barco -llámele yate si usted quiere-con alguien que ha sido condenado por narcotráfico y contrabando de tabaco no te convierte en narcotraficante ni en contrabandista, ni tampoco en aliado del delincuente si nadie puede demostrar -y no se ha demostrado-que el político en cuestión ayudó de manera dolosa al 'narco', Marcial Dorado en este caso. 
Hasta donde puede constarme, me consta la probidad moral de Núñez Feijoo, con quien me adelanto a decir que no mantengo relación especial alguna, más allá de la que une/separa a político y periodista. El presidente de la Xunta es persona que mantiene las cuentas en orden, que no ofrece resquicio para los escándalos y que comete pocos errores, entre ellos uno de los principales este lunes, cuando aseguró en rueda de prensa que con estas fotos en el barco-yate de Dorado querían silenciarle y 'amedrentarle', sin, a continuación, denunciar a quien trataba, mediante el chantaje, de callar su boca. Con lo que ha abierto una ronda de hipótesis acerca de si lo que en realidad tratan quienes han filtrado estas imágenes es de desactivarle como una hipotética alternativa a Rajoy, ahora que el presidente del Gobierno y del PP pasa por malos tragos gracias a la pésima gestión de los 'populares' en el 'caso Bárcenas'.
 Ignoro, desde luego, quién ha filtrado las fotos, y más aún para qué lo ha hecho. Pero sí creo que se trataba de debilitar la imagen de un político sólido, que sería o no alternativa a su jefe de filas, pero que era, y es, uno de los 'pesos pesados' del PP a escala nacional. Con lo que para nada estoy criticando a quien publicó unas fotografías que yo también hubiese sacado a la luz de haberme llegado, aunque, eso sí, poniendo coto al alcance que las interpretaciones pudiesen tener; no hay que matar al mensajero. Estoy criticando, eso sí, a quien las ha filtrado como arma arrojadiza, para que todos gritemos aquello de que 'estar con un narco en un yate no es delito, pero te invalida políticamente'. Y no ver por qué eso ha de ser así.  
 Y esto me hace retroceder al comienzo de este artículo. Cada vez que se anuncia una campaña electoral, un movimiento interno de poder en un partido, cada vez que alguien tiene que tomar una decisión controvertida en la que intereses encontrados están en juego, aparece una de estas 'revelaciones', sin paternidad reconocida, que hacen alusión a difusos documentos policiales o judiciales, o a investigaciones no demasiado precisadas. Lo de Núñez Feijoo está siendo, para él, muy duro, imagino, más allá de sus errores de comunicación en este asunto. Antes ocurrió, inmediatamente de las autonómicas catalanas, lo de Mas y la Familia Pujol. Como antes lo de José Blanco. Y antes, volviendo a Galicia, lo de Touriño y Anxo Quintana. Y antes...
 Y lo curioso es que, más allá del ruido, de la pérdida de imagen del político en cuestión y de los nunca logrados vuelcos electorales que pretenden estas 'operaciones', todo ello acaba siempre en nada. Nada ante los tribunales, poco en el recuerdo de las gentes, escaso en la influencia del voto. El caso es encanallar la figura de políticos que puede que sean o no culpables, pero a los que habría que presumir la inocencia mientras no se demuestre lo contrario. Ser amigo, o conocido, de un 'narco', tener un pariente que abrió una cuenta en Luxemburgo o tener un yerno golfo no son factores que prejuzgan culpabilidad, mala fe o connivencias dolosas.
 Ni pongo la mano en el fuego por nadie ni contra nadie; ni quito ni pongo rey, ni siquiera ayudo a mi señor, que no tiene estatus terrenal. Simplemente, me extrañan algunas coincidencias temporales y la constatación histórica de que hay quienes a veces nos utilizan a los medios de comunicación, obligados como estamos, faltaría más, a publicar cuanto de noticioso caiga en nuestras manos, para fines que a veces no resultan claros y, por tanto, son oscuros. 
Siempre lo he dicho: no hay peor forma de luchar contra la corrupción, o mejor manera de ayudarla, que estos ejercicios de tirar la piedra y esconder la mano. Ay, esas manos... 
[email protected]

>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
3 comentarios