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La verdad

La verdad

jueves 11 de abril de 2013, 20:34h
En Rotary existen un conjunto de normas de  ETICA que se denominan prueba cuádruple:  1º  ¿Es la verdad?. 2º   ¿Es equitativo para todos los interesados?. 3º  ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? 4º ¿Será beneficioso para todos los interesados?

      Uno de los códigos de ética más populares y citados que hay en el mundo de los negocios, es la Prueba Cuádruple Rotaria. Fue hecha por el Rotario Herbert J. Taylor en 1932 cuando le pidieron que asumiera el mando de la empresa Aluminum Company en Chicago, que estaba al borde de la bancarrota, y buscó la forma de salvar a esta empresa hundida en una depresión por motivos financieros. Herbert J. Taylor, fue Presidente de Rotary International en 1954-1955.Bajo este código de ética consistente en 21 palabras, para que todos los empleados lo llevaran a cabo en sus propias ocupaciones dentro de la empresa, logrando con ello, sacar a flote a la compañía.

         La Prueba Cuádruple se convirtió en la guía para ventas, producción, publicidad y toda clase de relaciones con clientes y distribuidores. La compañía debió su supervivencia a esta simple filosofía.  La Prueba Cuádruple fue adoptada por Rotary International en Enero 1943, y desde esa fecha, ha sido traducida a más de 100 idiomas e impresa en miles de formas. El mensaje debe ser conocido y aplicado por todo Rotario. Durante cuatro décadas los rotarios han estado utilizando como norma en sus negocios, en su comunidad y en sus asuntos personales, una simple enunciación de 21 palabras conocida como La Prueba Cuádruple. Esta no proporciona respuestas sino que formula preguntas, que quien la utiliza debe contestar. Miles de rotarios la han aprovechado y compartido con miles de personas. Millones de ejemplares de ella han sido distribuidos a jóvenes escolares y a personas relacionadas con los negocios. La Prueba Cuádruple se halla esculpida en monumentos de granito, incluida en contratos laborales, impresa en papel de envolver, paraguas y carteles y ha sido tópico de innumerables concursos literarios y discursos. En 1968 Taylor escribió: "Aprendí sobre mi escritorio, apoye mi cabeza en mis manos, y oré, después de unos instantes, volteé hacia arriba y alcancé un tarjeta de papel en blanco, y luego escribí las palabras que me brotaron.

      Es solo, que la prueba cuádruple, que es básica para conocer la verdad a la vez que establece un código de ética para todos los negocios, incluida la política, que en nuestro país se viola constantemente, en este régimen de Transición interminable, en realidad la ideó Sócrates, aunque como triple filtro. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?. Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.

       Yo lo llamo el examen del triple filtro. ¿Triple filtro?. Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?. No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y...
Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.

El segundo filtro, el filtro de la bondad ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?. No, por el contrario...Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.

El tercer filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?.No, la verdad es que no. Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?

        ¿Por qué no se aplican los políticos españoles, especialmente el PP, PSOE,IU, CIU y PNV, la prueba cuádruple en vez de enzarzarse en el "y tú más" cotidiano.

        Luis Guzmán Justicia me hace llegar el concepto, sobre que a algo incondicionalmente cierto, se le llama "Apodíctico": Estilo, o tono muy particular, en el lenguaje coloquial de los españoles. Es lo que podríamos llamar, carácter apodíctico, esto es, las afirmaciones o declaraciones que se expresan como  evidentes, indiscutibles y que normalmente resultan no verdaderas, es decir falsas. La razón suprema de muchas discusiones en cambio, es «porque lo digo yo» y «no hay más que hablar». Es decir, no se admiten argumentos en contrario. Podríamos decir también que se trata de una técnica asertiva o asertórica, pero tampoco hay que pasarse de cultismos.  Ese estilo apodíctico se introduce incluso en los carteles y publicidad de toda índole. Por ejemplo, en España puede verse esta frase: «Queda terminantemente prohibido» o «totalmente prohibido» lo que sea. Se queda uno intrigado, sobre lo que podría ser el «parcialmente prohibido». Son innúmeras las locuciones en apoyo del tono apodíctico. Veamos algunas. «Esto lo digo por activa, por pasiva y por perifrástica». No cabe mayor evidencia. Suele ocurrir que se trata de una afirmación muy dudosa que admite muchas observaciones en contrario. Pero para eso está el lenguaje apodíctico, para que el contrincante se quede sin argumentos. El pan nuestro de la política de la "Casta".

        «De una vez por todas». No se entiende bien lo que quiere decir. Simplemente se enuncia así para indicar que ya no se va a repetir más, que la cosa está suficientemente clara, que es definitiva. «Que va a misa», se dice también.  «Nada más y nada menos». Se antepone a una cifra, un dato, un hecho que se quiere resaltar por ser terminante, significativo. Cualquier nimiedad adquiere un carácter solemne o extraordinario cuando se acompaña de esa cláusula.  «Poner encima de la mesa». No me refiero al caso extremo de que sean los dídimos los que se coloquen encima de la mesa, posición bastante incómoda pero definitiva. De manera más simple y analógica se ponen encima de la mesa todo tipo de argumentos, propuestas, razonamientos, hechos. Parece que con ese gesto ya está todo dicho, ya no hay más que hablar. La única forma de contrarrestar esa acción es argüir que «ese no es el debate» o bien «ese es otro debate». Es otra réplica apodíctica que nadie suele poner en duda.

      Una variación del lenguaje apodíctico consiste en introducir adverbios en apoyo de la tesis de que no hay discusión posible, no hay más que hablar. Sirven muy bien los siguientes: básicamente, absolutamente, indiscutiblemente, evidentemente. Es curioso que, ante esos adverbios, el interlocutor no sepa redargüir que las cosas pueden ser de otro modo. Por ejemplo, cuando se dice «absolutamente», lo que sigue suele ser muy relativo o débil. Pero el adverbio da una fuerza especial a lo que se afirma. Por lo mismo, cuando se aduce de algo que es «única y exclusivamente», lo normal es que no sea tan único ni tan exclusivo. Una forma de dejar clara una cosa es con el juridicismo de «a las pruebas me remito». No se deduce qué pruebas sean esas, pero la expresión da por zanjada cualquier discusión. Recordemos que la palabra prueba en la jerga jurídica ahora se dice también evidencia por influencia del inglés. En los juicios sucede que muchas pruebas están muy lejos de ser evidentes para las dos partes. Una cláusula apodíctica de moda es «sí o sí», esto es, no caben alternativas, lo que sigue es obligado, necesario, indiscutible. Quizá sea una expresión del lenguaje pueril, pero ha caído en gracia. Es algo así como «o lo tomas o lo dejas» sin ninguna otra opción Bueno pues a ver si dejan de mentirnos los Políticos, porque ya estamos hartos los españoles o "indignados" que es todavía peor. Hagan la prueba cuádruple y verán como suspenden.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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