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La magnitud de la masacre desató una ola de solidaridad sin precedentes

lunes 29 de octubre de 2007, 14:18h
La magnitud de la masacre del 11 de marzo desató una oleada de solidaridad con las víctimas, no sólo en Madrid sino en toda España y en el resto del mundo, como nunca antes se había conocido. A los servicios de emergencia movilizados con ocasión de los atentados se sumó en los primeros momentos un gran número de personas anónimas que ayudaron a las víctimas en los instantes de mayor confusión, solidaridad que quedó reflejada posteriormente en la generosidad de las donaciones de sangre y en las aportaciones a los fondos de ayuda a las víctimas. Desde las administraciones públicas, además, se pusieron en marcha mecanismos de apoyo y se canalizaron las indemnizaciones a las víctimas que, en el caso de los fallecidos, quedaron definitivamente abonadas durante el mes de diciembre.

La magnitud de la masacre del 11 de marzo desató una oleada de solidaridad con las víctimas, no sólo en Madrid sino en toda España y en el resto del mundo, como nunca antes se había conocido. A los servicios de emergencia movilizados con ocasión de los atentados se sumó en los primeros momentos un gran número de personas anónimas que ayudaron a las víctimas en los instantes de mayor confusión, solidaridad que quedó reflejada posteriormente en la generosidad de las donaciones de sangre y en las aportaciones a los fondos de ayuda a las víctimas. Desde las administraciones públicas, además, se pusieron en marcha mecanismos de apoyo y se canalizaron las indemnizaciones a las víctimas que, en el caso de los fallecidos, quedaron definitivamente abonadas durante el mes de diciembre.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Complutense para conocer los efectos psicológicos de los atentados del 11-M en la población de la capital durante los días inmediatos a la masacre concluía que la mitad de los madrileños mostraba síntomas depresivos o de estrés agudo una semana después. El equipo de investigadores madrileños llevó a cabo una encuesta entre 1.200 personas los días 18 a 24 de marzo, y de sus resultados se desprende que la implicación emocional de los madrileños ante los atentados del 11 de marzo fue "elevadísima". Así, uno de cada dos encuestados afirmaba que esta implicación emocional que, sin embargo, no presentaba síntomas patológicos, afectó a su vida cotidiana, y un tercio de los entrevistados ampliaba estos efectos a su vida laboral.

Los mismos datos revelaban que en la segunda semana después de los atentados, uno de cada dos encuestados mostraba síntomas depresivos como tristeza, dificultades para dormir, sentimientos de soledad y apatía, entre otros, que llegaban a interferir en su funcionamiento cotidiano en un 17 por ciento de los casos. Además, el 47 por ciento de los entrevistados mostraba síntomas de estrés agudo relacionados con el atentado, tales como aturdimiento, distanciamiento de las emociones, pesadillas o imágenes invasivas, evitación de situaciones o lugares que recordaran lo sucedido, irritabilidad o nerviosismo, entre otros. La presencia de síntomas de estrés agudo parecía relacionarse con el sexo de los encuestados (siendo mayor en mujeres) y su edad (presentando más problemas las personas mayores de 50 años).

Seis meses después de los sangrientos atentados, las secuelas en la población madrileña aún se dejaban sentir. Según otro estudio de la Universidad Complutense de Madrid, el 11 por ciento de la población sufrió crisis de ansiedad tras los atentados, y un 7,5 por ciento presentaba síntomas de depresión seis meses después de la masacre. Seis meses después de los atentados, la Asociación de Afectados denunció que no tenían el "apoyo prometido" por la Administración. Su objetivo prioritario durante ese tiempo -señalaban sus miembros- fue "curarse" y "exigir los derechos que se quedaron en los trenes". La presidenta de la asociación, Clara Escribano, aseguró que sentían que "van siendo olvidados" y denunció que "hoy por hoy, tenemos la certeza de que al principio, a la Administración se le llenó la boca de promesas que no han llegado".

Oficina Judicial de Atención
Sin embargo, para atender las necesidades de las víctimas, se crearon diversas instancias desde las administraciones públicas. Una de ellas fue la Oficina Judicial de Atención a las víctimas de los atentados del 11 de marzo. La oficina canalizó las ayudas e indemnizaciones a los familiaries de los fallecidos y los heridos, proporcionándoles asesoramiento jurídico para el proceso judicial que se abría ante ellos. Asimismo, en la oficina judicial se recogieron los objetos de las víctimas que no habían sido reclamados. En su primer día de funcionamiento, hasta la oficina acudieron 17 personas, familiares de siete de los 191 fallecidos el 11-M.

La oficina judicial, abierta en la calle Marqués del Duero número 4, atendió en primer lugar a los herederos de las personas fallecidas en los atentados; después, a los heridos, y por último a los propietarios de los bienes que resultaron dañados por las explosiones. La Audiencia Nacional habilitó dos números de teléfono para resolver las dudas de las personas que debían acudir a dicha oficina. Todas fueron citadas previamente para evitar aglomeraciones. En la oficina trabajó un equipo formado por ttres forenses especializados en psiquiatría y traumatología y un psicólogo, así como dos oficiales judiciales, dos auxiliares, un agente y un secretario judicial, todos bajo la supervisión del juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, que investigaba los atentados.

Además, tras una reunión mantenida por el ministro del Interior, José Antonio Alonso, con dos asociaciones de afectados por la masacre, el Gobierno se comprometió a elaborar protocolos de actuación para facilitar el acceso a las ayudas. El Gobierno se comprometió a agilizar la concesión de las ayudas a las víctimas e hizo un llamamiento a los heridos para que acudieran a la Oficina del Ministerio del Interior para solicitar las indemnizaciones a las que tienen derecho. A lo largo del mes de diciembre, la Administración acabó de pagar a los herederos de los 192 fallecidos las indemnizaciones que les correspondían. En total, la Oficina de Atención a Víctimas dependiente del Ministerio del Interior llevó a cabo en nueve meses 14.427 actuaciones de todo tipo (visitas hospitalarias y domiciliarias, entrevistas, atención telefónica, acompañamientos...) relacionadas con la asistencia a las víctimas del 11 de marzo. En concreto, se realizaron 3.133 entrevistas y se atendieron 10.889 consultas telefónicas.

En cuanto a la concesión de las ayudas, en el caso de fallecimiento se ha resuelto la práctica totalidad de los expedientes (190) por un importe de 42,182 millones de euros. Respecto a los heridos, se han resuelto 555 expedientes, por valor de cerca de un millón de euros (974.695 euros). Los expedientes que quedan por resolver se explican -según Interior- por el tiempo requerido para la curación o consolidación de las secuelas definitivas que dan lugar a la incapacidad indemnizable. La asistencia prestada a las víctimas incluye aspectos como la vivienda, situación laboral y económica, apoyo escolar e información y orientación.

También la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) puso en marcha un plan coordinado con las instituciones públicas para ayudar a las víctimas del 11-M. Desde el primer momento, la Fundación dio cobertura a las necesidades básicas que le fueron planteadas como traslados de familiares a los hospitales donde se encontraban las víctimas, gastos de alquiler de viviendas y manutención para víctimas y familiares en situación precaria, apoyo al proceso de recuperación del herido, medicinas, asistencia a domicilio, alimentos especiales y obras de adaptación de viviendas de heridos por los atentados. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Luis Portero, firmaron un convenio de colaboración en virtud del cual, el Ayuntamiento subvencionó con 40.000 euros el programa de asistencia jurídica de la asociación. Con esta firma, Madrid se conviertió en el primer ayuntamiento que, como institución, se involucró con la asociación.

Monumento a las víctimas
Entre las iniciativas puestas en marcha como homenaje a las víctimas de los atentados, la construcción de un monumento en el entorno de la estación de Atocha es el más destacado. El monumento que recordará a las víctimas del 11-M en Atocha ha sido diseñado por un equipo de jóvenes arquitectos madrileños -englobados en el estudio FAM- que se han alzado con el concurso internacional convocado por el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Fomento. Su homenaje a las víctimas del 11-M será un gigantesco cilindro irregular hecho de cristal, metacrilato y silicona, grabado con los mensajes de condolencia que dejaron los madrileños en Atocha los días posteriores a la tragedia. Dependiendo de la luz del sol, el monolito brillará y se proyectará un mensaje diferente, aunque aún habrá que esperar al menos un año para que sea una realidad.

El monumento recordará a otra gran manifestación de apoyo a las víctimas, como fue el 'santuario' creado a partir de las velas depositadas por los madrileños en la estación de Atocha. Junto a las velas, miles de personas depositaron mensajes de apoyo a las víctimas y de recuerdo de los fallecidos, algunos de los cuales serán reproducidos en el monolito del estudio FAM.

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