La derecha moderada se enfada con la curia extrema

Han caído excepcionalmente mal en determinados sectores del PP tanto las palabras pronunciadas por Rouco Varela como el momento crucial en el que las pronunció: justo cuando el presidente Mariano Rajoy era recibido por el Papa Francisco.

No es que Rouco haya dicho nada nuevo (derogar la ley del aborto, derogar la ley de matrimonio gay, etc.), sino la presión a la que este cura extremo suele someter a los gobiernos, ya sean de derechas o de izquierdas. Una presión, por cierto, que los analistas creen que se agudiza cuando está en marcha la campaña sobre la Renta.

El primero en contestar ha sido el ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, que ha dicho que sí, que está estudiando la reforma del aborto para derogar la actual ley de plazos, pero que sobre el matrimonio gay ya habló el Constitucional y el PP no tocará una ley que, según ese tribunal, entra en la Carta Magna.

Quienes sí han aplaudido hasta con las orejas a Rouco ha sido una parte del Gobierno más asociada con la Conferencia Episcopal; una derecha que presiona para que Rajoy elimine cuanto antes las reformas que en el terreno social llevó adelante el anterior gobierno de Rodríguez Zapatero.