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Retorcer la lengua

Retorcer la lengua

sábado 27 de abril de 2013, 14:02h
Cuando la realidad es incomoda, no se ajusta a las expectativas, o puede defraudar e ese votante que de forma honesta creyó las promesas electorales, se retuerce la lengua española y se le cambia el nombre a las cosas. No es un descubrimiento del Partido Popular, aunque ahora está batiendo récords de adulteración del mensaje; viene de lejos.

   Seguro que todos recuerdan las "soluciones habitacionales" de la ministra del PSOE María Antonia Trujillo. Definía así a los cuchitriles en los que debían vivir los jóvenes que querían independizarse. Eran otros tiempos. Las viviendas, ahora esqueletos vacíos junto a herrumbrosas grúas, tenían un precio prohibitivo. Trujillo no se conformó con la estúpida descripción, ofreció además unas zapatillas para que se patearan la ciudad buscando alojamiento.

   Lo que parecía el cúlmen de la manipulación del lenguaje, de la falta de respeto a la inteligencia colectiva, se ha convertido en una anécdota. Los ministros de Rajoy han demostrado que se puede llegar mucho más lejos en el intento de tomadura de pelo al personal.

   Son los magos en el arte de retorcer la lengua para que se adapte a sus necesidades. Pretenden cambiar la realidad a base de llamar a las cosas de otra manera, más suavita, más para ignorantes.

   Bárcenas perdió el nombre que figura en su DNI y pasó a ser el "ex tesorero", como si la mención de su cargo(pasado) no tuviera suficiente carga simbólica ante el dinero acumulado en Suiza de incierta procedencia. También recibió de su partido una "indemnización en diferido" que encubría su nomina en Génova 13 hasta hace bien poco. Lo de diferido no debió sonarle bien porque demandó ante magistratura de Trabajo a su partido y les pidió una indemnización multimillonaria por despido improcedente.

   Pero casi un año antes, Rajoy y sus ministros de economía hicieron algo que no figura en su ADN: subir todos los impuestos que había jurado no tocar; como el IRPF. Como es lógico se quedaron sin palabras y se inventaron nuevas. La subida paso a ser un "recargo temporal de solidaridad", "un gravamen complementario". Ni siquiera lo de "temporal" resultó ser cierto, vamos a tener que extender la "solidaridad" un año más. Aunque no todos. Los defraudadores que se llevan el patrimonio a Suiza podrán dormir tranquilos.

   La rueda de prensa del pasado viernes con Soraya Sáenz de Santamaría, flanqueada por Guindos y Montoro, fue la demostración mas palpable de la capacidad que han adquirido, desde la llegada al poder, para cambiar el sentido de las palabras, para jugar con los verbos.

   Las pésimas previsiones de crecimiento para este año en el que la caída del PIB va a pasar de un 0,5% al 1,5% son para Santamaría, un ejercicio de "reordenar las cifras del cuadro macroeconómico".

   Por su parte Luis de Guindos se perdió en el laberinto de explicar la diferencia entre "crecimiento positivo" o "crecimiento negativo" como si esto último no fuera un contra Dios. Montoro, tan alérgico a los impuestos, tan partidario de la amnistía fiscal a los grandes defraudadores, habló de "ajustar algunos impuestos" y de una no aclarada "novedad tributaria".

   Pero la verdadera perla de la comparecencia fue la descripción de que "la tasa de paro flexiona en 2014". Fue tan gráfica que todo el mundo entendió, por fin, qué se quería decir: iban a doblar el espinazo a los más de seis millones de parados.
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